En los últimos días ha sido noticia merecida la ola de frío que ha afectado a una buena parte de los Estados Unidos. No obstante, valen la pena una serie de consideraciones. Ese tipo de olas de frío son mucho más posibles en América del Norte que en Europa Occidental por varias razones. El hogar del anticiclón térmico, que se centra en invierno entre Canadá y Estados Unidos, no tiene la misma capacidad de generar frío que el famoso anticiclón ruso siberiano, pero tiene unas buenas condiciones para su expansión y, sobre todo, afecta a mucha población. Conviene saber que la latitud de Chicago y otras zonas próximas del nordeste de Estados Unidos, afectadas por esta ola de frío, no dista mucho de la de España, sin embargo, esa ola de frío no podría llegar jamás hasta aquí desde latitudes polares, porque la corriente marina procedente del Golfo de México, la Deriva Nordatlántica, suaviza nuestro régimen térmico.

Además, las latitudes polares más cercanas a nosotros son más acuáticas y, por tanto, menos frías, y su recorrido atraviesa una superficie marina relativamente cálida, que la va suavizando. Por si eso fuera poco, las cordilleras del norte de España paran una buena parte del impacto de esas masas de aire. Bien es cierto que podría llegar hasta nosotros, y a veces lo hace, una masa de aire ártico continental procedente de Siberia, pero está demasiado lejos para que llegue con todo su efecto. Sí llega, y más fuerte que a la costa este norteamericana, al este de Siberia pero, claro, allí no vive tanta gente ni es tan mediática como en la costa Este norteamericana. Por otro lado el camino del frío hacia Estados Unidos y Canadá no tiene obstáculos montañosos y es, además, puramente terrestre y llega con toda su pureza. Por cierto, deberíamos recordar que el frío, antes de llegar a Estados Unidos, ha pasado por Canadá y de ellos casi o se habla. Todos ridiculizamos a Trump por aprovechar la ola de frío para negar el calentamiento global, y es que no tiene nada que ver y, además, las temperaturas se van a disparar hacia arriba en uno o dos días. No obstante, me gustaría recordar a aquellos que decían, que los había, que con el calentamiento global ya no habría olas de frío ni nevadas que también son susceptibles de la ridiculización.