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Maite Mercado

Espías de hoy en día

Cuando la vida era mucho menos exigente y leer novelas era práctica diaria, no faltaban entre ellas las de espías. Muchas heredadas de mi padre, me encantaban. En pantalla grande también hemos disfrutado del espionaje aunque la mayoría de las propuestas se han convertido en una sucesión de persecuciones, explosiones y tiroteos, y lo que es peor, inverosímiles. En esto tuvo sin duda mucho que ver la saga 007 con la que crecimos. El seductor británico, con traje y corbata, se enfrenta a villanos de cómic que quieren destruir el mundo en un largo anuncio de coches. James Bond ha ido evolucionando pero en las películas sigue primando el espectáculo frente al guion. Y por muchos años.

Naturalmente, el género de espías ocupa un importante espacio en el catálogo de series de las plataformas en streaming y, por casualidad, hace unas semanas le di al play a «Berlin Station», disponible en HBO. Su mayor atractivo es su vinculación con la actualidad, la sensación mientras la estás viendo de que lo que se cuenta podría estar sucediendo en este instante. Con buenos actores, juegan a su favor las localizaciones europeas a pesar de que los protagonistas son de la siempre antipática CIA. Washington está de fondo pero las intrincadas tramas nos pillan más de cerca.

En la primera temporada, un analista llega desde Langley a la delegación de la Agencia en Berlín con la delicada misión de descubrir quién es el traidor que está filtrando a la prensa información confidencial, un nuevo Snowden que se hace llamar Thomas Shaw. En su vuelta al trabajo de campo y a su país natal, Daniel Miller, con su pasado a cuestas, se involucra en el seguimiento a unos posibles yihadistas. Ambas intrigas se enroscan y desenroscan como una serpiente en un peligroso tira y afloja con sus colegas alemanes.

Estrenada en octubre de 2017, la segunda tanda de capítulos sorprende por su oportunidad. Un partido de extrema derecha en Alemania amenaza con triunfar en las elecciones gracias a un atentado del que se culpará a terroristas islamistas. El más clásico argumento de las conspiraciones pero bien traído. Descubrir quién les financian desde el extranjero es la clave y, después de conocerse a los benefactores de VOX, cualquier final es posible. Como en las buenas historias de espías, es necesario estar atento y concentrado para seguir el hilo. Si se animan, tengan en cuenta que ver «Berlin Station» no permite hacer varias cosas a la vez.

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