Estos días se presenta al público en València, en La Nau, la obra colectiva «La sociedad valenciana en transformación, 1975-2025», que han coordinado sabiamente los profesores Antonio Ariño Villarroya y Pedro García Pilán. La obra ha sido editada por Publicacions de la Universitat de València, que en pocos años se ha situado, con pleno merecimiento, en los primeros lugares de calidad científica editorial en nuestro país. He tenido la suerte de poder colaborar en este trabajo aportando ideas sobre la influencia del cambio climático, ya manifiesto en algunos procesos, en la economía y el territorio valenciano. Es de esas obras en las que uno debe esforzarse por ofrecer escenarios posibles en el corto plazo y propuestas realistas para que la administración y los sectores económicos comiencen a actuar en este tema. Porque no hay tiempo que perder. Los hechos van demostrando que las condiciones climáticas en el territorio valenciano ya no son las mismas que teníamos hace tres décadas. Y de seguir la tendencia actual, y no hacer nada por adaptarnos, los efectos en la economía y en el territorio serán más evidentes y problemáticos.

El cambio climático no es un castigo divino. Es la consecuencia de un modelo de crecimiento económico depredador en recursos naturales y energéticos que, además de contaminar el medio natural, altera el balance energético del planeta... y modifica las condiciones atmosféricas. Hay tiempo para la reacción, para plantear soluciones y propuestas de adaptación. Si nos cruzamos de brazos pensando que ya nada puede hacerse para frenar el calentamiento climático y sus efectos, estamos perdidos. Pero tenemos la ocasión de convertir este grave problema ambiental en una oportunidad de cambio. De cambio inaplazable en la economía, en los procesos de transformación del territorio y en la consideración del medio ambiente por parte del ser humano. De esto habla este libro, oportuno y necesario.