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Somos así

Un año más asisto perplejo a dos grandes acontecimientos retransmitidos en la pantalla en el mismo fin de semana, tan equidistantes en cuanto a forma y ejecución, ambos generadores de polémica. Mientras Twitter todavía ardía con la resaca de la 33 edición de los Premios Goya, América se disponía a vivir en nuestra madrugada el descanso más espectacular de todos los partidos del globo. Sí, los yanquis demostraron una vez más que son los mejores a la hora de hacer televisión, el espectáculo es cosa suya y nadie lo hace como ellos. Entretener para vender, son únicos. Un medio tiempo de infarto musical salpicado de anuncios, cuyo presupuesto supera a muchas de las obras nominadas en los galardones de nuestro cine. Y en medio Adam Levine, su cuerpo ya es espectáculo, sus tatuajes entre cuello y ombligo son un escándalo muy diferente al provocado por el pezón de Janet Jackson hace años, es la doble moral. Todo envuelto por un festival perfectamente sincronizado de fuegos artificiales y público coreografiado€

Lo veo con admiración televisiva de quien trabaja en el medio, aunque este año he decidido no darme más golpes contra la pared. Ya lo he aceptado, Los Goya no son la Superbowl y las galas patrias son lo que son y no pasa nada.

Nosotros somos diferentes. Si sale Amaia Romero y se equivoca, se vuelve a empezar y con naturalidad continúa la historia. Carecemos de efectos especiales, pero somos especiales en otros aspectos: colgamos del decorado a David Broncano y Berto Romero, llenamos de risas cinco minutos de programa y de paso entregamos un premio. Bueno, bonito y barato. Porque de presupuesto vamos cortos, pero se nos ponen los pelos de punta con una simpleza grandiosa de Rosalía acompañada por Cor Jove de l'Orfeó Català que va y lo revienta. Ahora lo de la tuna y la batucada también muy asequible pero no€ Cualquier error valió la pena sólo por disfrutar el emocionante discurso de Jesús Vidal tan lleno de verdad para abrir los ojos a la autenticidad. La verdad, tan difícil de encontrar en estos tiempos, de eso tenemos mucho y para bien o para mal, en acontecimientos televisivos como el del sábado noche, no lo podemos disimular.

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