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La extensa filmografía

Rafa Blasco fue un pionero en el noble arte de quitarnos la venda de los ojos. Ahora Sorogoyen se ha embolsado siete cabezones por sumergir al espectador en una buena muestra del fangal al que fuimos conducidos y eso que seguir aquí los pasos de Costa-Gavras o Ken Loach en la denuncia de abusos y depredaciones varias no es lo que más mercado encuentra. Según una especie de tradición grabada a fuego, el cine es para desconectar. Así, teniendo en cuenta lo alcanzado por El reino, han visto hasta hoy la peli multipremiada cuatro gatos. Quizá cinco.

Pero la filmografía que nos representa fuera de la ficción ha adquirido una solera exenta de toda discusión. Y en ese terreno, el plenipotenciario exconseller, que disfruta del régimen de semilibertad tras cascarse tres años largos entre rejas, es una figura a la que ya en los ochenta su partido capitaneado por Joan Lerma puso de patitas en la calle porque algo olía a podrido en la barraca. El prota se libró entonces sí por los pelos y, al igual que había hecho con su paso del frap al pesepevé, empezó a reconstituirse esperando el momento en que unos advenedizos llegaran al poder, lo tomaran y fijasen su mirada en él.

Sucedió porque no estamos ante un galán cualquiera. Con unos y otros fue puntal. Y, conforme adquirió rango, perfeccionó el sistema. A quienes más peligro representaron de cara a sus intenciones, no les faltó un libro para él y sus seres queridos en el momento oportuno. Los procesos abiertos lo han hecho volver a las Corts donde ha largado insinuaciones malévolas sobre quienes lo botaron en la fase inicial, ha encumbrado a los encartados por practicar su religión y, con respecto a las ráfagas de portavoces enumerando los concursos que lo han convertido en símbolo del fangal reconocido por los tribunales y por la academia del cine, echó el potage sobre los hombros del quinto escalón y se fue asegurando tener lo justo para llegar a casa. No descarten sus inquisidores recibir en las suyas, a pesar de ello, un ejemplar elegantemente dedicado.

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