Para muchos, hace poco más de 20 años tener un ordenador en casa con conexión a internet era una utopía. Por aquel entonces había chistes sobre vendedores de enciclopedias, las dudas se consultaban en diccionarios de tapa dura y se utilizaban muchos folios y plastidecor. Este texto va dedicado al colectivo con una infancia manchada de témperas y fijación en el dibujo surrealista de paisajes, nubes, rayos y arcoíris. No de forma ocasional, más bien compulsiva. Esos mismos que perseguían los espacios del tiempo de televisión con saña, de Canal 9 a TVE, y de los canales públicos a los privados. Si usted se siente representado, forma parte de mi tribu de aduladores del cielo. Sufridores del clima mediterráneo.

En los días de anticiclón nos aburrimos como ostras y en las borrascas bailamos, sin ritual, solo por alegría. Hasta que apareció internet, éramos los raritos de la familia y de la clase. ¿Va a llover? Pregúntale a Menganito. Y Fulanito nos preguntaba. En los noventa se produjo la eclosión de los foros y, con ellos, muchos encontraron su lugar en el mundo. Parte de nuestro clan se reunió en uno llamado Meteored y, curiosidades de la vida, la web que me vio crecer en la afición, y luego académicamente, es hoy mi espacio de trabajo. Meteorólogos, observadores, geógrafos o aficionados a la fotografía forjamos una amistad que bajó ideas de las nubes y las convirtió en grandes proyectos. Una de ellas fue fundar la Asociación Valenciana de Meteorología (AVAMET).

La AVAMET lleva varios años juntando a personas afines y haciendo ciencia. Con 340 socios, y una nueva Junta Directiva, en 2019 ofrecerá un montón de planes. El presupuesto de la asociación servirá para mejorar la red de estaciones meteorológicas que ofrece datos públicos en tiempo real, hacer jornadas de convivencia meteorológica, eventos y cursos para los más pequeños en los colegios, con «Avascoles».

Puede que usted sea ajeno a los foros, esté extraviado o no haya encontrado el momento de enrolarse en el mundo de la meteorología. Nuestra tribu es solidaria y carece de ritos de bienvenida. Solo tenemos la mala costumbre de llenar la Comunidad Valenciana de estaciones para que no caiga gota o hiele sin que quede constancia. Para los que quieren tener en su casa o Ayuntamiento datos de viento o temperatura, como diría Toro Sentado: «Nosotros, amigos».