Entre el 23 y el 26 de mayo próximos, más de 300 millones de personas están llamadas a renovar un Europarlamento que, tras la salida del Reino Unido, contará con 705 diputados, de los que 59 corresponderán al Estado español y se elegirán en circunscripción única. Serán las primeras elecciones tras el Brexit, y por tanto deberían ser el inicio de una nueva política comunitaria más basculada hacia el Mediterráneo, dado que sólo la población de sus cinco principales países sureños (Francia, Italia, Portugal, Grecia y España) supone ahora el 41% del conjunto de la Europa de los Veintisiete.

Unos números que, por lo pronto, deberían servir para exigir la reversión de los planteamientos austericidas en que se ha venido moviendo el entramado institucional europeo en los últimos años, con las consiguientes penurias para grandes capas de la población. Sin embargo, el confuso panorama político español actual, dominado por reacciones hiperideologizadas que ponen lo simbólico en el centro de su discurso, no ayuda a que las formaciones progresistas mantengan la necesaria claridad de objetivos para abordar las próximas elecciones europeas como lo que deben ser: una oportunidad para dar más poder a quienes defendemos una Europa constructiva, solidaria, repartidora de la riqueza, orgullosa de la pluralidad e integradora de la diversidad.

A pesar del gran ruido ambiental que nos llega desde la capital del Estado, estoy convencida de que Compromís sabrá poner en valor el inmenso capital humano que ha atesorado en sus escasos años de existencia. Hemos sido un proyecto plural en lo interno y proyectado hacia la sociedad valenciana, capilarizado en ella, carente de sucursalismos. Nos hemos ganado la confianza general por saber actuar sin intermediarios, y ahora nos llega el momento de hacer valer esta cualidad en Europa.

Somos una sociedad, la valenciana, formada por cinco millones de personas que habitamos un espacio de poco más de 23.000 kilómetros cuadrados. Esto quiere decir que no hay excusa alguna para que nuestros representantes no sean perfectos conocedores de las personas y del territorio en cuyo nombre e interés pretendan actuar. Y en Compromís lo hemos tenido muy claro desde el Govern del Botànic, desde la Diputación de València y desde los numerosos gobiernos municipales de progreso en que participamos. Se trata de hacer política a la medida de las personas porque, afortunadamente, queremos y podemos hacerlo. Nosotras no vamos al Kilómetro 0 de España para envolvernos en banderas mientras que mucha de nuestra gente sigue padeciendo por culpa de la doble desidia de un Estado que ni nos da el trato justo que nos merecemos ni nunca se ha preocupado por hacer una política valiente en Europa exigiendo lo que nos corresponde.

Desde mi responsabilidad al frente de la Dirección General de Financiación y Fondos Europeos de la GVA, pude ver lo necesaria que resulta una acción política firme para llamar la atención de las instituciones europeas e ir consiguiendo mayores cotas de bienestar para nuestros municipios. Frente a la exclusión y la fragmentación social, la igualación de oportunidades que deben ofrecer las instituciones públicas supone el gran antídoto contra los discursos del odio que amenazan Europa y que, afortunadamente, no han prendido en la sociedad valenciana con la misma intensidad que en otras latitudes.

Compromís encara las inminentes elecciones europeas confiado en su crecimiento y seguro de su papel como transmisor de nuestros intereses. Vamos a ser ambiciosos y pedir lo que es posible: una política comercial europea que no arruine la producción agrícola; unas infraestructuras que aseguren la competitividad industrial; un marco jurídico seguro para el desenvolvimiento de los servicios; una normativa exigente para garantizar la protección del medio ambiente y la rápida transición ecológica; un reconocimiento efectivo de la pluralidad lingüística y cultural; un saneamiento democrático que asegure la regeneración de la política poniendo la transparencia y la participación en el centro.

He dado el paso de presentarme a las primarias de Compromís al Parlamento Europeo porque entiendo que son objetivos por los que hay que luchar sin tardanza. Y porque pienso que debemos dar pasos para interiorizar definitivamente lo que las valencianas y valencianos somos: una sociedad abierta que sabe lo que necesita y sabe dónde ha de ir a pedirlo.