Hasta tres concentraciones de repulsa por el asesinato de una mujer a manos presuntamente de su pareja se celebraron ayer sólo en la ciudad de Alicante. Eso además de las convocadas en Planes, donde vivía la pareja, y en Alcoi, población de la que eran ambos. Unas muestras de repulsa por este tipo de crímenes, a la vez que de apoyo al entorno de las víctimas, contra las que nada cabe objetar, sino todo lo contrario, salvo por el sinsentido de exhibir el rechazo cada uno (léase institución o facción política) por su cuenta en vez de concentrar la respuesta a un problema común que ninguna relación guarda con la ideología. Asesinos y víctimas los hay, por desgracia, de todos los colores, edades y condición.
El espectáculo de ayer [por el lunes pasado] desconvocando in extremis el minuto de silencio que iba a tener lugar en la Subdelegación del Gobierno (donde al final se concentraron varias personas) para asistir al que se había fijado en la sede del Consell (al que iba a ir y fue el presidente de la Generalitat) mientras la Corporación se concentraba a las puertas del Ayuntamiento no es la mejor imagen para dejar claro que el rechazo es conjunto y total.
Por si alguien lo duda.
