No ha tenido san Vicente Ferrer suerte en el año en que se celebra el VI Centenario de su muerte, pues hasta su fiesta popular, el fin de semana siguiente, o primer Lunes de Pascua, se han visto salpicadas por la convocatoria de elecciones generales que acaba de convocar el presidente Pedro Sánchez.

Con este acontecimiento político, la Iglesia en general es la que sale más malparada, pues la Cuaresma, entre Carnavales, Fallas y Campaña Electoral no va a ser para nada un oasis de silencio para la reflexión, sino todo lo contrario un festival múltiple y multicolor de ruidos y manifestaciones.

Cuando gobernaba la Diócesis de Valencia el arzobispo Olaechea, de honda raigambre social y política -iba a Jefatura personalmente a sacar y liberara a detenidos políticos del franquismo- el mundo fallero de su época se le soliviantó, porque pretendió mover de fechas las Fallas para que dejaran al personal vivir en paz la Cuaresma.

Este año va a ser la hecatombe espiritual oficial y la Semana Santa -ya lo ha dicho Mónica Oltra- va a ser una semana de pasión, aunque al final le vendrá la resurrección, sólo que en su boca, ese final para nada debe ser religioso, sino político, con el triunfo del ceredo que ella en ese instante represente y propugne.

Decepcionados han quedado los vicentinos con la noticia, pues todo su fín de semana de procesiones, milagros en los altares y la misma procesión general van a estar desteñidas por el avatar político de las elecciones, largas horas de urnas y recuentos, de tensiones y discusiones, de proclamas y celebraciones de victoria electoral, nada que ver con sus líricas y valencianas tradiciones y costumbres.

Hasta en eso ha tenido mala suerte este año san Vicente Ferrer, pues su VI Centenario, en esta tierra de grandiosas fiestas y solemnidades, de abigarrados folklores, poco caso se le ha hecho. Vean, por ejemplo, y pregunten si Lo Rat Penat o la Real Academia de Cultura Valenciana, tan valencianísimas ellas, han programado algún ciclo de actos, o un solo acto, en honor al santo en la efeméride. Lo Rat Penat si homenajeó a Blasco Ibáñez en el aniversario de su muerte, porque el segundón que manda allí ahora es blasquista, pero sigue sin enterarse de lo que fue y supuso san Vicente Ferrer.

Puede que de urgencia se reúna la Junta Central Vicentina, que para el Centenario sólo ha ideado una procesión general de todos los san vicentes de València el 7 de abril y se acabó, y piense en cambiar de fechas este año las fiestas vicentinas para que no se disuelvan en la maraña política electoral. No sería una idea descabellada.

De momento, de no cambiarse nada, las aguas bajarán turbia este año para el santo más popular de los valencianos, que si ha brillado algo es porque el cardenal arzobispo Antonio Cañizares, en solitario tuvo la feliz idea de declarar el pasado un Año Santo Jubilar, que terminará ahora pronto, casi con el cierre de este nuevo ciclo político que ahora se disuelve. El santo no s´espolsà les espardenyes en vida, pero la verdad es que motivos ahora, por todos los lados, no le faltan.