Ana Rosa Quintana estará contenta porque Pedro Sánchez anuncia hoy la fecha de las elecciones generales tal como pedía en su programa estos días. La periodista es una de las personas más influyentes de la televisión desde el espacio que lleva su nombre como solo ocurre con los grandes. A ella no le importa decir lo que piensa, lejos de la equidistancia que buscan otros profesiones en aras de la neutralidad periodística. Ana Rosa es la dueña de un magacine hecho a su medida, líder de la mañana, desde el que presentó «Mujeres al poder», producido por Mediaset en colaboración con Unicorn Content.
El nuevo espacio provecha su tirón aunque su presencia no pasa de la cabecera y el off del video de presentación de cada una de las protagonistas, apenas un minuto, similar a los que veíamos al finalizar las entrevistas de «En la tuya o en la mía» de Bertín Osborne, con bonita banda sonora y fotos de la niñez. En lugar de entrevistas con presentador, con Ana Rosa, como parecía sugerir la promoción del programa, estamos ante un factual en el que tres mujeres en cada entrega cuentan su vida mientras supuestamente discurre con naturalidad. Se alternan los relatos mirando a cámara con fondo neutro con las escenas en distintas localizaciones relacionadas con las historias. Algún familiar o persona cercana dan pinceladas sobre ellas. Mayte García visita la planta de oncología infantil del Hospital La Fe junto a su marido, Santiago Cañizares. La ganadera Mari Carmen Sierra se levanta de la cama mientras escuchamos cómo es su jornada laboral. La primera bailarina del Ballet Nacional de España, Aloña Alonso, danza vestida con maillot y tutú y atiende a sus hijas. A sus 38 años, dobla la edad a la mayoría de sus compañeras de trabajo.
Seguramente la que escribe o la que lee poco tiene que ver con ellas y con el resto de elegidas: una motorista, una atleta paralímpica, una mariscadora, una ginecóloga, una militar, una abogada gitana, una chef, un par de diseñadoras, entre las que se encuentra Ágatha Ruiz de la Prada, la más famosa de la lista. Algunos han criticado la aparición de la mujer de Cañizares acusando al programa de lacrimógeno y crónica rosa. Puede ser una decisión discutible elegirla como primer rostro de un espacio de «empoderamiento femenino», como venden en la promoción, pero más allá del marketing, el objetivo es mostrar simplemente historias de mujeres que han tenido que superar dificultades, algunas en el terreno personal y otras en el profesional, en variadas situaciones de partida. Quizás no todas tan normales, como decía Ana Rosa a sus espectadoras, «como ustedes», pero interesantes, dignas de unos minutos en pantalla. Y aunque parezca mentira, fue líder de audiencia en el «late night» a bastante distancia de las otras opciones de las generalistas.