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Paranoia

Antes de las televisiones inteligentes (contradicción en los términos), ya decíamos que cuando mirábamos la tele, ella nos miraba a nosotros, pero entonces era una metáfora que con las nuevas tecnologías ha mutado en acción literal. Ahora nos mira de verdad y evalúa nuestras preferencias. Así, si te ha gustado una película, te recomienda otras de la misma cuerda. Y si tú le haces caso, el algoritmo va disminuyendo poco a poco el campo de posibilidades hasta que solo te mueves en un registro fílmico. Viene a ser como si el dueño del restaurante en el que alguien almuerza de forma habitual fuera tomando nota de lo que pide con mayor frecuencia para ofrecerle únicamente eso. El cliente acabaría comiendo croquetas de jamón y filete empanado el resto de sus días. Significa que el algoritmo cierra, cuando debería abrir. El algoritmo te reduce al monocultivo intelectual o desintelectual en el que os conocisteis.

La tele nos mira. Y nos oye. Lo decía la otra noche, en la radio, una experta en ciberseguridad. Me duermo con la radio encendida y cuando me despierto, a las tantas de la madrugada, suelen estar retransmitiendo un apocalipsis. Un apocalipsis de andar por casa, un desastre doméstico, pero la suma de las pequeñas catástrofes arroja un saldo preocupante. Decía, en fin, la experta en ciberseguridad que lo que comentamos tranquilamente en el salón de nuestras casas es captado por la tele inteligente (valga la contradicción) y enviado a un centro de análisis donde nuestras pláticas son debidamente procesadas para darles luego una utilidad económica. Trump ganó las elecciones gracias al big data, con el que se hacen locuras. Por ejemplo, gracias a él puedes ser objeto de una campaña política personalizada, de modo que no tengas más remedio que votar a Fulano como al señor de más arriba no le quedaba otra que comer croquetas y filete empanado cada día de la semana. Lo mejor de todo es que la experta cerró su discurso con esta frase: «Pero no nos volvamos paranoicos».

¿Cómo no me voy a volver paranoico tras averiguar que debo tapar con un esparadrapo la cámara de mi ordenador, incluso la de mi teléfono móvil y la de mi tele inteligente? Quiero decir que me persiguen de verdad. No era un delirio, como insinuaba mi psiquiatra. Hoy mismo abandono la medicación.

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