En todos los ámbitos de la sociedad actual la mujer ha de tener la oportunidad de alcanzar cualquier puesto, su condición no puede ser un obstáculo. Nadie cuestiona ya esta premisa. No existen li?mites, diferencias o excepciones hacia ningu?n ge?nero. Todos los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas son militares, con las mismas oportunidades, derechos y obligaciones.

Y así es desde que, en 1988, se aprobó la incorporación de la mujer a las Fuerzas Armadas. Un gran avance en términos de igualdad, que introdujo un valor añadido a las capacidades de nuestros ejércitos y la armada, en especial en el ámbito de la intervención en crisis y proyección de estabilidad.

Desde entonces más de 15.000 mujeres han ingresado en sus filas como oficial, suboficial y tropa y marinería lo que constituye un 12,7% de los 120.000 efectivos, situando a España en cabeza de los países de nuestro entorno y por encima del promedio de los países de la OTAN cuyo porcentaje es del 10,9%.

Estas mujeres saben que ser militar es un estilo de vida que requiere de valores como la solidaridad, la entrega, el valor,€ con el firme compromiso de servicio a la sociedad y a España.

Participación en misiones de paz

Pero más allá de su trabajo diario, teniendo en cuenta que la participación en operaciones en el exterior es una de las principales característica de las Fuerzas Armadas del siglo XXI, quiero destacar el valor operacional de las mujeres. Actualmente hay 170 mujeres desplegadas, que constituyen un 6,6% de los efectivos en zona de operaciones, una cifra también superior a la media de la OTAN, cuyo porcentaje es del 6,3%.

Todas demuestran que, por encima de los riesgos que acompañan a la milicia, tiene el firme compromiso de servir a la paz y seguridad internacional con la máxima entrega que se puede exigir a un militar, entregando su propia vida.

El papel de la mujer como agente de paz y seguridad en el mundo, es un objetivo y prioridad para Naciones Unidas, como subraya la Resolución 1325 de Naciones Unidas sobre "Mujer, Paz y Seguridad".

En las Misiones de Paz hay muchas mujeres capaces de luchar por una sociedad más justa (Líbano, Afganistán, Irak€). Para lograr la paz no basta con imponer las fuerzas pacificadoras sino que es esencial implicar también a las mujeres de esos países como agentes del proceso de Paz. Se ha comprobado que en estos lugares tan convulsos si no hay mujeres que decidan convertirse en agentes de paz, no existiría una paz duradera. Y en esta labor se encuentran nuestras militares desplegadas.

Cuando hablamos de conflictos armados, no podemos olvidar que las mujeres y niñas están más expuestas a la violencia sexual. Ésta se utiliza como arma de guerra porque permite dominar grupos de población y crea graves secuelas psicológicas y físicas. La materialización de los compromisos asumidos en el marco de la Agenda Mujeres, Paz y Seguridad sigue siendo un reto con el que nuestro país está profundamente comprometido.

Hasta que la costarricense Elisabeth Odio Benito no se convirtiera en jueza del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia, en 1993, no se tuvo en cuenta la magnitud de la violencia sexual en los conflictos armados. Ella, junto a la estadounidense Gabrielle Kirk Mc Donald, también jueza de ese Tribunal, sentaron las bases en la concepción de que los crímenes cometidos contra las mujeres en situaciones de conflictos armados eran crímenes de lesa humanidad.

Gracias a la iniciativa de ambas magistradas, la violencia sexual aparece tipificada en el derecho internacional de manera expresa, en el posterior Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, que en su artículo 7 g), relativo a los crímenes de lesa humanidad, recoge una definición muy amplia de violencia sexual, que incluye la violación, la esclavitud sexual, la prostitución forzada, el embarazo forzado, la esterilización forzada y otras formas de violencia sexual de gravedad comparable.

En este sentido, es importante resaltar el papel sobresaliente que están jugando nuestras mujeres militares, con un efecto moral importantísimo en la población femenina local, a la que su imagen de liderazgo y profesionalidad transmite esperanza en el futuro.

Como aseguraba Nelson Mandela, "Derribar y destruir es muy fácil. Los héroes son aquellos que construyen y que trabajan por La Paz".

Gracias a todas ellas por su vocación de servicio. Son el ejemplo de que la mujer, en una sociedad donde somos el 50%, puede alcanzar todas las metas que se proponga. Estoy convencida, como afirmaba Hilary Clinton, que "Las mujeres son la mayor reserva de talento sin explotar en el mundo.