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Alfons Garcia

A vuelapluma

Alfons Garcia

Modernidad precaria

En la línea contra lo socialmente correcto en que la edad parece haberme abocado, cada vez encuentro menos argumentos para defender esa nueva economía que, eufemísticamente, alguien etiquetó de colaborativa y que no se sostendría sin el soporte digital. Hoy, un día moderno y, por tanto, vestido de prestigio social es quedar (por supuesto, a través de wasap) para ver unas series de Netflix o HBO con unos amigos, llegar con Uber o Cabify a la cita y, ya puestos, que la comida la llevé un joven en bici contactado mediante una de las tantas plataformas de servicio a domicilio. Todo estupendo, alegría por el progreso, si no fuera porque la mayoría de los seres implicados en los intercambios comerciales incluidos en la moderna jornada están sometidos a la precariedad que facilita un mercado (colaborativo) poco reglado. Llámenme carca, pero Europa y su bienestar se asentaron sobre el orden económico. Es la premisa básica para la justicia social. Escribo el concepto y me suena ya a antiguo.

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