¡Dios! Este año coincide el día de la mujer con las elecciones generales y todos los partidos se han lanzado a por el voto femenino. Me imagino una mesa redonda muy grande y alrededor de ella a la cúpula de cada partido examinando lo que les conviene decir para un hipotético electorado. Seguro que habrán pedido a las mujeres de su propio partido que les den pistas… Aunque en la mayoría de partidos siempre hay un leader, por supuesto hombre, que decide y casi siempre se le da la razón (¡pobres líderes aislados por su propio dominio!)

Pero el Feminismo no es una moneda de cambio y, como la libertad, no es negociable. Simplemente ES. El día de la mujer es un día reivindicativo. Su amargo origen lo inspiró la muerte de cientos de ellas luchando por su trabajo. Historia, a veces anónima, por conseguir su identidad, su ser como persona, sus derechos igualitarios al hombre. Nos dejaron un gran legado: la capacidad de rebeldía.

Existen diferentes ideologías y sociedades feministas, pero una idea no debe excluir a otra. ¡Pensar diferente no es un delito! Pero ¡Ay! Están los votos… El impulso del movimiento de las mujeres, es un gran nicho de votos por el que los políticos se disputan ¿Tiene sentido apoyar una organización tan importante como es el feminismo buscando solo el éxito electoral?

Anoche tuve un sueño: vi a todos los dirigentes políticos, todos hombres, que venían hacia mí y me entregaban su papeleta de voto. Sus labios se movían todos a una, pero no pude entender lo que en realidad decían. Me desperté asustada y recordé una frase de Simone de Beauvoir: «Debéis permanecer siempre vigilantes porque bastará cualquier crisis económica, política o religiosa para que los derechos de las mujeres sean de nuevo cuestionados». Pero no cuestionaban mi voto, ¡Me lo pedían!

El feminismo es un trabajo del día a día de mujeres y hombres para acabar con la división de papeles en función del sexo, por la igualdad y por una sociedad más justa, una lucha que nos acerca a la libertad y a esa complicidad a la que Marie Curie aludía. En la diferencia debe existe la igualdad: el respeto.

El importante sentimiento de libertad me lleva de nuevo a Simone de Beauvoir: «Que nada nos defina. Que nada nos sujete. Que sea la libertad nuestra propia sustancia». Lo definió Rosa Luxemburgo: «Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres».

La huelga del último 8 de marzo ha sido esperanzadora: hombres, mujeres con niños y niñas; chicos y chicas caminando hacia una meta común es alentador. Ha sido manifestación festiva. Me gustaría más naturalidad con menos eslóganes, porque es una celebración mayoritariamente reivindicativa y conmemorativa. Pero el sentimiento de alegría festiva es también un estilo de reivindicación.

La propuesta de votos llega por doquier. Imposible definirlas todas, acuden a borbotones y según lo que dicen se adivina a quienes van dirigidas. Los partidos de la derecha y la ultraderecha han vuelto a poner sobre la mesa cuestiones básicas que ya estaban superadas. De los modelos de familia al aborto, pasando por la violencia de género. Las declaraciones de miembros del Partido Popular o del Recién Llegado, chocan frontalmente con la posición que las mujeres ocupan hoy en la sociedad. Es lo que la periodista y activista Pérez de las Heras denomina machismo vintage. «Seguro que has oído hablar de las gafas moradas». Esta periodista activista, explica por qué deben ponérselas. «En realidad se trata de una metáfora para definir ese filtro bajo el cual comenzamos a analizar la realidad teniendo presente la desigualdad entre hombres y mujeres. Por eso las gafas moradas son un complemento ‘horroroso’ desde el punto de vista de la moda, pero necesario para mirar el mundo y verlo tal y como es. Porque frente a la idea que trata de difundir el patriarcado, el feminismo no es una moda». La educación y la cultura son la base del feminismo y de la vida misma.

La fachada del palacio Catalá de Valeriola del siglo XV, se ha adornado con trabajos artesanales cuyo significado se me escapa. Creo que los han colocado algunas mujeres para simbolizar, quizá, la labor de ganchillo que se remonta al siglo XVI. Este palacio es la sede de la Vicepresidencia de la Generalitat, lugar de trabajo de Mònica Oltra y me asombra porque nunca la he visto dar puntada sin hilo y añadiría ni sin dedal. La otra noche en la cadena Ser escuché a la Vicepresidenta hablar sobre, para mí, del hábil adelanto de las elecciones del President Ximo Puig, pero ella no estaba conforme y, con una encantadora y suave voz muy femenina, a la pregunta de si estaba molesta contestó: “molesta no… dolida” Y eso me hizo pensar que la feminidad no está en contraposición con el feminismo. ¿Utilizó las armas de mujer la Vicepresidenta? ¿Pensó, quizá, en el electorado de las mujeres que volvían a hacer artesanía casi ancestral? La memoria que se remonta a los orígenes es importante y engancha. La Vicepresidenta señala que aunque todavía «quedan muchos años» para la igualdad real: «se ha incorporado mucha gente joven que no está dispuesta a que en el mundo siga habiendo desigualdad».

El líder del Partido Popular (que está haciendo bueno al señor Rajoy) vincula la inmigración irregular, abortos, adopciones y medios económicos en una misma propuesta: su proyecto de ley de apoyo a la maternidad. Desmarca al PP de las manifestaciones de un «feminismo excluyente y divisor» que no es el suyo al que define como «positivo e integrador». ¡Su voto está lanzado!

Huelen a naftalina las palabras del candidato a la Alcaldía de Barcelona por el PP, Josep Bou. Precisamente el Día de la Mujer, definió a las mujeres como «más simpáticas que los hombres» y en cambio a los hombres como «más serios». Las mujeres para él «son la alegría» por lo que venden más que los hombres que tienen «más ingenio y bravura». Además, redujo de una forma implícita el papel de la mujer al de ama de casa destacando que «hay amas de casa que administran mejor que los empresarios». Aseguró que sabía esto porque «algunos años he vivido y tengo una esposa». ¿Dirigía su voto a un cierto sector por él conocido?

Ciudadanos ha corregido este año su posición con respecto a la jornada de reivindicación feminista y se sumó el viernes con Inés Arrimadas a la cabeza. Este partido se ha diferenciado del PP y del Recién Llegado, al abrazar la bandera del «feminismo liberal». (No entiendo muy bien ese feminismo liberal en qué consiste. Desgraciadamente, el liberalismo hace tiempo que desapareció y el feminismo es o no es, sin adjetivos). Albert Rivera se reafirmó en la defensa de las causas relacionadas con la libertad: «Ciudadanos está ahí el día del Orgullo Gay» (¡El dardo del voto iba bien lanzado para desmarcarse del llamado «derechismo»!)

Unidas Podemos con su lenguaje, político, propio que les delata y les construye, (lejos de mí juzgarlo, para eso está la Real Academia de la Lengua), enarbola la bandera del feminismo con esa cierta prepotencia (a lo que van acostumbrado al personal), con un discurso en el que reivindican ser la única garantía del feminismo e impulsora de medidas sociales. Su líder, Pablo Manuel, aspira a capitalizar la defensa de las políticas de igualdad. El gran problema de Podemos, casi siempre, es que promete tanto que luego el resultado es menos satisfactorio, porque no todo lo que promete se puede cumplir. Podemos maneja muy mal las expectativas. Pero Él, es…Él ¡Bienvenido de su permiso de paternidad al mundo de los que no saben, no existen…!

De pronto, no sé por qué me oigo cantar por dentro a mí misma «Soy el novio de la muerte…» No conozco la letra y repito lo mismo. En mi sueño les he visto a ellos, con sus múltiples papeletas. El Recién Llegado, promulga una ley de violencia intrafamiliar que proteja por igual a ancianos, hombres, mujeres y niños; supresión de «organismos feministas radicales subvencionados», a las que llaman feminazis. Afirman que en España no se dan cifras de varones muertos a manos de sus parejas ni del número de extranjeros condenados, pero desconocen las estadísticas… Quieren crear un «Ministerio de la Familia» que aumente las partidas para las familias que tengan hijos y ampliar el permiso de maternidad. Abogan por «la defensa de la vida» y por la familia tradicional. Son contrarios a los matrimonios del mismo sexo. Proponen políticas natalistas y maternalistas. Para el partido Recién Llegado el crecimiento de la natalidad de las españolas garantiza que puedan frenar la «invasión» de extranjeros y que la mujer recupere su rol ya caduco.

Faltan a la verdad cuando dicen que hay tantos hombres agredidos como mujeres. Y también cuando aseguran que la mayoría de las denuncias por malos tratos son falsas. Por ejemplo, de las 166.260 denuncias presentadas en 2017, solo dos fueron consideradas falsas según datos del Consejo General del Poder Judicial.

Ellas felices y cautivadas por sus aires marciales, no quisieron participar en la huelga feminista del 8 de marzo, trabajaron (¿a lo japonés?). Denuncian el burka que dicen llevan las que, claro, no piensan como ellas…y quisieran que nos lanzáramos a quitárselo a las islamistas. A propósito de ese tema el segundo de a bordo del partido Recién Llegado dijo algo así como que no llevábamos burka gracias a Carlos V ¿...? No conocen la historia o quizá solo la española, porque en el entonces Reino de Aragón, gracias a Jaume el Conqueridor, no llevamos nosotras burka…

Pedro Sánchez ha reivindicado las políticas sociales: «Este es el siglo de las mujeres. Quien quiera expulsar a las mujeres de la política será expulsado de la política por las mujeres». «La España que quieres no es sexista. Educa en igualdad. Rompe techos de cristal... La España que quieres es feminista»… Y parte de sus ministras salieron como colegialas festivas a la calle portando la bandera del PSOE madrileño y como niñas jugaron a increpar a los otros partidos…

¿Quién me dio su papeleta en mi sueño?

Mi visión del feminismo la marcó Salvador Allende: «La igualdad entre hombre y mujer logrará la libertad de los pueblos».