Nos dormimos viendo series de Netflix porque mañana existe la opción de rebobinar hasta el momento justo almacenado en nuestra memoria. Algo que no pasa en una película sin anuncios o en un buen concurso de talentos. Nuestras neuronas se adaptan pronto al ecosistema, incluido el audiovisual. La falta de gimnasia cerebral está detrás de los desafectos sociales recientes. La comodidad lleva a la rutina, y ésta a la melancolía, el principal obstáculo para el progreso. El auge de los populismos significa el malestar ante los cambios imprevistos y la reivindicación de una particular zona de confort. Lacitos, capotes, redes y banderías varias han pasado de patrones domésticos a tropas en la reserva gracias a la tendencia sonámbula de esta época de mensajes cortos e intensos. La sociedades plurales avanzan mejor, incluso más unidas. Las uniformes se estancan y suelen dividirse. No sobran las ideologías, ni los partidos, solo los lideres caudillistas.