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Miles de estadounidenses acompañaron a la tumba a Bonnie y Clyde. Muchos todavía creen en la bondad de aquel bandolerismo. Casi un siglo después, hay que recordar que los buenos eran los policías que los acribillaron en un camino sin opción a juicio. A estas alturas del partido, parece que el único apóstol de Gramsci es Bannon. A su hegemonía en redes y datos, impone ahora la televisión en internet. Netflix estrena la última de Kevin Costner sobre la mítica pareja de forajidos con un mensaje contundente. Eran tan asesinos que solo aparecen sus caras al final, rígidas y llenas de sangre. Es verdad que allí tienen para todo, incluso para el auge del terraplanismo. Añoro aquella sociedad donde los derechos civiles eran mandamientos, incluso para los presidentes. Recuerdo el Watergate. Por aquí el nivel institucional es tan innoble, que un Villarejo cualquiera espía a representantes públicos mientras todos miran al cielo. Las encuestas nunca detectan la desafección.

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