Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Falta o bona

R. Ventura-Melià

Ofertas y rebajas

Estamos en medio del fuego graneado de las ofertas que los partidos lanzan cada día, para atraer nuestra atención, o inclinar nuestra decisión. Todos agitan, con actos y proclamas, con golpes y contragolpes. Detrás están los cerebros grises, que deciden qué hay para contrarrestar las propuestas de los rivales o contrarios (hay quien dice que los que están en la liza por los escaños no son enemigos). La sensación que tenemos desde fuera es que son irreconciliables.

Una de las ofertas la hizo Pedro Sánchez, que habló de blindar en la Constitución las pensiones de jubilación. Esta demanda social está muy extendida(los lunes hay manifestaciones y concentraciones, no sólo de los jubilados, sino de quienes saben que luego les concierne a ellos inexorablemente). Que sean justas y dignas y además que no se devalúen y que no se pierda poder adquisitivo como ha sucedido en los últimos años, es un objetivo muy importante. Cuando pensamos que hay 8 millones de personas en España que reciben su pensión y que votan, comprendemos en el calado que cualquier cambio tiene en este colectivo (sin duda uno de los más decisivos, el otro es de los trabajadores en activo o de aquellos otros que buscan trabajo desesperadamente, aquí y fuera de aquí).

No me sorprende que las palabras del economista y candidato Lacalle -a quien hemos oído muchas veces como profesional y referente- haya señalado que el problema va a radicar en qué medida se van a recortar. Entre un 20 por ciento, un 40 por ciento o un 50 por ciento. Las cifras son alarmantes. Él se apresuró decir que se le tergiversaba o que no había dicho eso exactamente (siempre se malinterpretan, porque en su contexto pueden decir más o menos). Pero la polvareda que ha levantado está de sobra justificada. Y sin duda puede tener su precio en votos.

Porque quienes hoy cotizan y mantienen el sistema esperan que se arbitren las medidas pertinentes para su salvaguarda y para que en un futuro, próximo o más lejano, ellos también sean lógicos beneficiarios. Para asegurarlo en alguna medida el Gobierno había lanzado nuevos impuestos(como el de las transaciones económicas o la tasa a Google) y que las arcas maltrechas(han recurrido ya decenas de miles de millones de créditos) se repusieran(aunque no volveremos a verlas con un fondo de garantía de 60.000 millones como las dejó Rodríguez Zapatero). Primero el PP con Rajoy y luego el Psoe han ido sacando de ese fondo en donde queda bien poco (¿3.000 millones de euros?). Las últimas pagas extras no han podido salir de ahí y por lelo se recurrió a los préstamos.

Pero la solución solamente puede venir de un pacto de Estado. Y el clima electoral no lo ha permitido y va a tardar en facilitar (en los Pactos de Toledo se negoció primero con la ministra popular y hasta hace poco con la socialista). Quedó todo en suspenso, como dijo la representante de Podemos, a pesar de lo mucho avanzado y aceptado. Pero lo que queda por acordar no son minucias sino una parte fundamental e imprescindible para esos objetivos sólidos y duraderos.

Por supuesto ni los pensionistas de ahora ni los del futuro aceptarán unos recortes a su costa, que les deje al albur, sin un horizonte despejado. Y en estos días, o meses, se ventila algo muy trascendental para todos. Nadie se lo quiere jugar. Con el futuro de las pensiones no se juega. Va a tener mucho peso en el voto que los ciudadanos emitirán.

Compartir el artículo

stats