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En voz alta

El timo de la financiación

De los valencianos se dice que somos demasiado autocríticos. Pues bien, me acojo al tópico para confesarles mi indignación por cómo estamos afrontando como sociedad el famoso tema de la financiación autonómica.

Después de muchos años de tragar y callar, un impulso conjunto de buena parte de la clase política y social de toda la Comunitat había logrado trasladar, con datos incontestables en la mano, nuestra marginación financiera y lo que ello suponía, no solo de agravio comparativo, sino de merma en la calidad de vida al disponer de muchos menos recursos que la media española para sostener el estado de bienestar y sus pilares básicos como sanidad, educación, dependencia y un largo etcétera.

Es cierto que ese mensaje no se ha sabido trasladar al resto de España y, sobre todo, a los centros de poder pero, al menos, se había dado un paso de gigante convenciendo dentro de la Comunitat.

En clave política se criticó, y con razón, a los distintos gobiernos centrales, especialmente al PP y Mariano Rajoy por incumplir reiteradamente sus promesas y dedicarse a marear la perdiz. Llegó la moción de censura y éramos muchos los que, además de la regeneración democrática y la lucha contra la corrupción, creimos que el PSOE y Pedro Sánchez también cumplirían sus promesas de cuando estaba en la oposición. No tardó ni una semana en dejar claro aquello de donde dije digo, digo Diego y la reforma de la financiación autonómica desaparecía de la agenda de prioridades.

Siendo esto grave, para mí es todavía más lo que ha pasado aquí y no en Madrid. Desde el Consell, sobre todo el PSPV con Ximo Puig al frente pero también Compromís y Mónica Oltra han dulcificado sus críticas al Gobierno central hasta convertirse prácticamente en cómplices. A los de la nueva política, a Ciudadanos y Podem, este tema parece que no les importe demasiado y Vox ni quiere hablar del estado autonómico. Por su parte, es cierto que el PP de Isabel Bonig fue el único que no se manifestó detrás de la pancarta por las calles de València pero ha demostrado que, ni antes ni ahora, tiene una voluntad firme de enfrentarse a sus jefes nacionales en esta materia.

Pero si el panorama político es desolador, no lo es menos el de muchos agentes sociales de la Comunitat que sí se manifestaron y que ahora andan casi escondidos debajo de la mesa amagando con algún escarceo pero dando la impresión que, en su día, buscaron el tacticismo y el postureo y ahora les incomoda seguir en la lucha. ¿Dónde están ahora patronal, sindicatos, universidades y el resto de firmantes del manifiesto?

Un panorama muy triste, una gran oportunidad perdida en un tema crucial que debe entrar en campaña electoral y, sobre todo, debe retomarse inmediatamente después, gobierne quien gobierne en las administraciones central y autonómica.

Por cierto, me cuenta una amiga que casi todos los partidos andan aterrorizados por los problemas para llenar sus actos centrales de campaña. Alguno ya piensa en hacerlos en el comedor de su casa.

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