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Elegía del primerizo

Oigo a un españolito confesar que le ha tocado presidir una mesa, él que no sabe ni cómo se hace a pelo lo esencial de la tarea que hay que ha de practicar puesto que dejará de ser primerizo al cumplir esta vez sí con el requisito de la edad. Tranquilo, chaval. Estando al cabo de la calle es como resulta verdaderamente complicado votar. Incluso a los tuyos.

Así pues, no te abrumes por lo que más quieras. Suerte la tuya que, llegado el trance, aún pueden invadirte mariposas en el estómago por las razones que sean. A los que han tenido la fortuna de poder ensartar la papeleta por la hendidura desde las primeras de esta era en junio del 77, las mariposas se han transformado en buena parte de los organismos en puñeteras garrapatas que te cuecen desde todos los frentes. A ello ha contribuido en gran medida el elenco que anda suelto. La prueba es que, aún antes de arrancar la campaña oficial, ya descolló un grupo con méritos de sobra para componer una selección sublime. Ni que decir tiene que el récord lo estableció Suárez Illana, el mismo que, cuando el ducado pasó de sus manos al de la hija de su hermana mayor según estableció la modificación de la ley, armó una de padre y señor mío que para eso, no hay más que verlo desde aquí a Nueva York, es letrado. Borrell también se lució en una tele alemana al no poder evitar ser Borrell que, para él, siempre ha sido el súmmum. E inspirado se mostró igualmente la criatura esta de Vox llamada Iván Espinosa de los Monteros, de primero supongo, quien aprovechó el paso por Miami, claro, para enaltecer su facha al señalar que «en España estamos acostumbrados a una izquierda sucia, mal vestida y con coleta». Debe referirse a Iceta por lo que suda con la brasa que da con la canción de Queen.

Asistiendo a esto uno tiene más que nunca ganas de... saetas. La cruzada electoral se presenta de aúpa con todo en el aire y solo será amortiguada por el calendario festivo, que bendito sea Dios. El gran estallido no vendrá hasta el debate televisivo, el mismísimo día de Sant Jordi. Casi ná.

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