Resulta que uno de cada cuatro estudiantes universitarios valencianos considera que esta sociedad le discrimina por ser hombre, según los datos de un estudio de la Universidad Miguel Hernández de Elx sobre un universo de 3.000 jóvenes. Reconozco que es un dato que me ha provocado desasosiego. Quizás porque procede de un colectivo al que se le supone una determinada formación que incluye un conocimiento a fondo de los principales problemas de nuestra sociedad.
Sin embargo, parece que desafortunadamente no es así. Y resulta obvio que algo falla estruendosamente en el sistema educativo cuando no somos capaces de inculcar el concepto de igualdad. No sé si las cosas serían diferentes de haberse mantenido en su momento la asignatura de Educación para la Ciudadanía, pero seguramente peor no estarían.
Es evidente que no solo en la escuela se juega esta partida. La familia y el entorno social son también fundamentales. Pero el papel de la escuela en todas sus etapas es crucial a la hora de concienciar a los educandos de las desigualdades que nos rodean.
Con el dato revelado por la UMH, en todo caso, cobran más sentido fenómenos como la intención de voto a Vox más allá de la cuestión identitaria o de la unidad de España. O que en Catadau una víctima de agresión machista se haya visto convertida en la mala de la película ante la indiferencia de los representantes políticos de todos los partidos. Sin olvidar que la Generalitat mantiene en FGV a un responsable de comunicación autor de un tuit ofensivo con una diputada electa...
Porque sí, las actitudes machistas perviven en todos los campos de la política a pesar de las declaraciones grandilocuentes. Y mientras esa actitud siga vigente, toda acción educadora se verá limitada. Por eso también hay que dar la bienvenida al nuevo plan de igualdad de la UV, con la esperanza de que trascienda más allá de los papeles.
