La precipitación de los acontecimientos, que obligaron al presidente Sánchez a adelantar las elecciones, han provocado una curiosa coincidencia: dos días después de la cita con las urnas, el 30 de abril, el Consejo de Seguridad de la ONU emitirá una resolución sobre el mandato de la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental (MINURSO), presente en el territorio para, entre otros asuntos, ocuparse de la vigilancia del alto el fuego entre el Polisario y Marruecos y organizar la celebración del referéndum de autodeterminación en el que el pueblo saharaui debe elegir entre la independencia, la autonomía o la integración en Marruecos. De entre los dos principales cometidos de la MINURSO desde el año 1991, el más importante sigue sin llevarse a cabo y los cascos azules se limitan a patrullar las largas extensiones del desierto, al este y oeste del muro que divide el territorio desde los años ochenta, para vigilar que se respete el alto el fuego.

Quizás la coincidencia de las dos citas resulte un tanto forzada si se toma como una mera sucesión de acontecimientos sin relación alguna entre sí. Puede que así sea para una mayoría poco o nada familiarizada con lo que ocurre en la última colonia en África; no así para los saharauis que, además de sufrir los vaivenes de un conflicto de más de cuatro décadas, somos electores en las próximas citas electorales. Como es sabido, España es, hoy por hoy, la potencia administradora del territorio, pero, tristemente, desde que se desprendiera de su responsabilidad en 1975 en los últimos días del franquismo, y a pesar de los 40 años de democracia, sigue sin contribuir a que se llegue a una solución. No es culpa, desde luego, del pueblo español, cuya simpatía y solidaridad con el pueblo saharaui son intachables, pero con pesar los saharauis observamos, entre estupefactos e indignados, la deriva cada vez más entreguista de los sucesivos gobiernos españoles a las tesis marroquíes, en virtud de las cuales el conflicto no puede tener otra solución que la entrega del territorio a la narcomonarquía más totalitaria del planeta.

Los dos partidos con más posibilidades de llegar a la Moncloa, PSOE y PP, no han podido, o no han querido, aclarar su postura en el conflicto, más allá de reproducir en sus programas, sin tan siquiera reelaborarla, la fórmula habitual que emplea el Consejo de Seguridad en sus resoluciones, que exhorta a las partes a llegar a una solución política, duradera y mutuamente aceptable. Todo indica, tristemente, que en las próximas elecciones ambos partidos volverán a coincidir en no irritar al pueril régimen marroquí. Si bien de los dos grandes partidos no se espera, en ningún caso, una subsanación de los errores históricos, sí cabría depositar una mínima, contenida y prudente esperanza en aquellos partidos que tendrían la llave de acceso a la Moncloa. Esos partidos, regionalistas o estatales, nunca ocultaron su apoyo al pueblo saharaui, en sintonía, claro está, con la gran mayoría de los españoles. De ellos se espera que obliguen al siguiente gobierno a:

-Corregir el error histórico que sigue condenando nuestro pueblo al exilio, la represión en las zonas ocupadas y el sufrimiento por la existencia del muro más largo del mundo.

-Impulsar que se amplíen las competencias de la MINURSO para encargarse de la vigilancia y protección de los Derechos Humanos en las zonas ocupadas del territorio y exigir la libertad de los presos políticos saharauis encarcelados desde 2010 por su participación pacífica en la protesta de Gdeim Izik.

-Anular el último acuerdo pesquero y agrícola entre la UE y Marruecos que, además de perjudicial para los intereses del sector agrícola y pesquero en España, es un auténtico saqueo de los recursos naturales a espaldas del pueblo saharaui y una violación no solo del derecho internacional, sino de las sentencias del Tribunal Europeo de Justicia.

Esperemos que tengan la suficiente audacia, pues, de enmendar el entuerto que dejó el franquismo hace más de cuatro décadas.

Artículo cofirmado por:

Habibullah Mohamed Cori,

Delegado RASD en la CV.

Habibullah Mohamed Couri.

Delegado Saharaui para la CV