A pesar de la salud de periodistas y algunos políticos, qué bueno sería que no se acabara la campaña electoral. El mundo es mucho mejor durante estos quince días de frenesí. No piensen mal, no es porque los gobernantes se dediquen en estos tiempos a sus labores de captación del voto y pongan el piloto automático en la gestión de lo público. Es porque llegan los mítines, los programas y los debates, uno se sienta ante el televisor y se encuentra con un mundo de color de rosa. La ciencia ficción (y la política ficción) amansan las almas. El futuro tiene esa ventaja: está por dibujar y en la imaginación queda bonito cuando lo pintan los candidatos. Unos dirán que suben impuestos, otros que los bajan, pero siempre irá mejor para todos. Habrá un Estado del Bienestar más robusto o la economía será tan boyante al bajar impuestos que las arcas públicas también acabarán llenas. El fin de las medidas siempre será justo, lo que quiere decir que conviene poner atención en los medios, porque no es lo mismo mejorar la situación de las prostitutas mediante la regulación de esta actividad que prohibiéndola. Los políticos incluso se atreven en estos tiempos a resolver pequeños problemas largamente aparcados. En el páramo reurbanizado cerca de casa donde crecían malas hierbas desde hace tres años (creo que de esto ya he hablado) acaban de aparecer tres hermosos y jóvenes árboles. No quiero pensar que la proximidad de las elecciones (municipales en este caso) ha tenido algo que ver, pero me tienta. El realismo (en literatura, en cine , en pollítica) siempre es gris y con una capa de polvo. La imaginación funciona en colores. Por eso el mundo es tan seductor en campaña. Es la proyección de un sueño que los políticos nos ofrecen cada cuatro años y que los mortales aceptamos como posible porque en esa convención se sostiene la democracia. No hay desahucios, sino alquiler social o dinero en los bolsillos para comprar casas, según quien hable. No hay atascos en la dependencia... No hay ni siquiera financiación autonómica, ese asunto de tanto color local. Que no se acabe la campaña, por favor.
