“Yo escribo para todo el mundo; en todas las bibliotecas de Estados Unidos están nuestros libros”. Mila Martínez, una de las escritoras participantes en el encuentro literario Mujeres que Escriben LGTBQ, lo tiene muy claro: “Vamos a ver, ¡es literatura! Cada una de nosotras escribe de una forma distinta”.

El aula C31 de la Universidad Europea de Valencia, con su ventanal corrido enfrentado al muro de los Jardines de Viveros, acogió la reivindicativa cita de cinco creadoras con casi medio centenar de asistentes. “Es la segunda vez que nos podemos reunir mujeres que escriben sobre personajes LGTBQ en València”. Eley Grey, licenciada en Historia por la Universitat de València, y autora de “Todas están locas”, con sensatez y energía oratoria, bien tan escaso entre quienes trabajan captando votos, aderezó su mensaje con una sobreentendida volumetría vivencial, echando mano de la objetividad al esbozar el mercado literario nacional LGTBQ verbalizando la triste y pasmosa realidad: “La mayoría de nuestros libros están en las secciones eróticas y a mí eso me revienta”.

Cualquier título LGTBQ incluye toda clase de personajes, tramas, escenarios, tal como sucede en el resto de narraciones, ¿a qué tanto interés en catalogar escritos bajo rémoras doctrinales? Producciones artísticas de cualquier índole aún se encuentran sujetas a la mojigata observancia de una estructura de producción, difusión y edición, hijo, sobrino o nieto, de un sistema androcéntrico.

La proyección de un boock trailer (video promocional de libros), aderezó otra de las intervenciones la de Paloma Insa Rico, ontiñentina licenciada en Filosofía y periodista “He estado veinticuatro años trabajando en televisión (RTVV)”, por lo que no es de extrañar que “Tres de Abril”, según confiesa la autora, esté escrita a manera de trama televisiva. Novela ambientada en València, Insa la presenta “Como una ciudad que es mágica, con un doble fondo”; amalgama de circunstancias y entornos urbanos arraigados en la idiosincrasia ya descrita por Blasco Ibañez: “la sociedad estaba dividida en dos castas: los que van a pie y los que van en carruaje; los que tienen en su casa gran patio con ancho portalón y los que entran por estrecha escalerilla o por obscura trastienda. Esa fanfarronería, ese afán de aparentar con cuatro cuartos lo que la gente llama “arroz y tartana”, es ridículo”. Insa declaró que: “Sobre todo son cuatro mujeres que se aman. ¿Tienen que haber siempre escenas de sexo?”, y compara el relato con uno de esos cócteles que gusta paladear: Negroni, White Lady o el Tentación de la barmaid valenciana, campeona de España, Vanessa Pérez Bonilla: “Poco a poco me fui presentando a concursos y ganaba”. En igual dinámica las escritoras LGTBQ también siembran las convocatorias literarias patrias con sus trabajos; una vez tras otra y tras otra.

En dos mil dieciséis “La Diputación de Valencia donó trescientos ejemplares (de mi obra) para las bibliotecas públicas”, comentó Eley Grey. Tales empeños convendrían fuesen continuados, tanto en notorias cantidades progresivas como abarcando cualquier espectro, allende intereses editoriales concertados. Clara Asunción García, autora de “Elisa frente al mar”, prolífica escritora de novelas, relatos y antologías, intervino rememorando a Patricia Highsmith novelista estadounidense, distinguida con el grado de Oficial de la Orden las Artes y las Letras otorgado por el Ministerio de Cultura de Francia, que hace sesenta y cinco años (1953) escribió una novela pionera de amor LGTBQ la cual marcaría su carrera. Tras dicha remembranza y encorajinada declararía: “Señoras, señores, no se puede curar lo que es naturaleza”, en clara alusión a la persecución y estigmatización de la diversidad sexual. “Los obispos españoles defienden los cursos para “curar” homosexuales”, (www.eldiariodecórdoba.com, 05/04/2019). Pepe Rodríguez, periodista tortosino, para su obra “La vida sexual del clero” entrevistó a un sacerdote español que confesaría: “En el seminario tuve mi primera relación homosexual y las sigo teniendo hoy como sacerdote que soy y seré. Ahora ya no podría renunciar por nada del mundo ni a mi condición de homosexual ni al ministerio sacerdotal”. La autora ilicitana demandó “Conquistar el imaginario colectivo, que no exista tan solo Romeo y Julieta”, o los incorruptos amantes de Teruel: Isabel de Segura y Diego de Marcilla. “Nos han mostrado una sola opción cuando eso no es así”; www.elespanol.com (02/07/2016) publica: “Victoria Kent y Louise Crane, el amor que desafió al franquismo”. Escribir historias inclusivas es primordial, además de reclamar el reconocimiento de lobies editoriales, más allá de las empresas específicamente dedicadas a títulos LGTBQ. ¿Hasta cuándo las discriminaciones?

Lupe Bohorques, escritora y docente, solicitó el aplauso para una miembro del Club LGTBQ a la que un alumno le espetó: “lesbiana de mierda”. La promotora del encuentro declaró que “la Universidad Europea (centro privado adquirido por el fondo británico, sociedad capital riesgo, Permira) tiene un talante bastante moderno”. Bohorques cuestionaría: “¿Dónde estaban las poetas que escribían sobre mujeres?”; “En literatura reclamo el amor y el humor” reconociéndose admiradora de “El diccionario de Coll” recopilación de palabras inventadas del humorista conquense José Luis Coll. Patricia García y su violín barroco musicalizaron uno de los poemas incluidos en “Objetos perdidos”.

Mila Martínez al escribir “Mis noches en el Ideal Room” quería recoger pormenores de una historia de amor entre mujeres durante la Guerra Civíl española, reivindicando la figura femenina en contextos brutales. Entornos crueles donde surgen declaraciones como la hecha por una de las protagonistas lesbianas de la película Aimée y Jaguar, opera prima del directo bávaro Max Färberböck:”Es el amor el que a veces parece extraño. Tengo el derecho de ser libre, al menos mientras pueda”. Martínez no comprende, ni acepta, que su obra, claramente de investigación histórica y ampliamente documentada, por el hecho de relatar las relaciones sentimentales entre mujeres se exponga en el anaquel de sexualidad “¡Un libro sobre la Guerra Civil!”.

¿Por qué la escasez de títulos LGTBQ en catálogos habituales? “Es muy difícil que una editorial generalista te publique; si sales en el Sálvame (televisión), ya arrasas”. ¿Y la autoedición? “Siempre se identifica la autoedición con la baja calidad”. ¿Cómo desestiman las obras LGTBQ? “Está muy bien la trama, pero no se adapta a nuestros parámetros, siga intentándolo” ¿Qué requisitos cumplir? “Los parámetros es que tenga cantidad de seguidores en las redes”. Etiquetando la literatura se juega con un arma de doble filo, las editoriales LGTB encasillan, aunque, en palabras de Eley Grey: “Si una niña de quince, diecisiete años (al buscar en internet) pone escritura LGTB y encuentra (libros), la etiqueta no me importa”. ¿Qué pasa con las librerías y puntos de venta? Literatura LGT¿qué?. ¿Y de referentes? Nada de nada. El silencio lo ha desdibujado todo, en España es como si jamás hubiesen existido escritoras LGTBQ. En uno de los capítulos del Informe Hite (Shere Hite, sexóloga y feminista alemana) sobre el estudio de la sexualidad femenina, una de las de las encuestadas respondió: “¿Es político lo sexual? Naturalmente. Cuando me aparté de mi último amante (para dedicarme a mujeres) súbitamente, por primera vez, me moví dentro de mi propio espacio, mi propia zona de tiempo y mi propia vida”.

Conclusiones: “Existimos y escribimos; son tus hijos, nacen de dentro. Tendrás que aprender a hacerte fuerte”, Lupe Bohorques. “A día de hoy no nos terminan de aceptar al cien por cien condenándonos a vivir en voz baja”, Clara Asunción. “Si no soy como tú, tú tampoco eres como yo”, Eley Grey. “Siempre me ha fascinado (para escribir) el tema de la venganza”, Pilar Insa. “Leonardo Da Vinci ¡perdona! hacía escultura gay”, Mila Martínez. I.L.I.S (International Lesbian Information Service” dictaminaba: La invisibilidad lesbiana significa que se nos niega información importante sobre nosotras mismas. En la escuela no nos enseñan nuestra historia, nuestros libros y música están censurados, nuestra existencia esencial es denegada. Hay lesbianas de todas las etnias y en los cinco continentes”.