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Butaca de patio

El progreso en fotos

Al igual que ocurriera en el Oeste americano en aventuras muy reflejadas en el cine, el ferrocarril también significó en la España de la segunda mitad del XIX la llegada del progreso. Los trenes comenzaron así a transportar mercancías y personas de un lado a otro del país sin las dificultades ni las molestias de aquellos carruajes de caballos que debían transitar por caminos polvorientos, inseguros y tortuosos. Podría decirse que las vías del ferrocarril marcaron un antes y un después en la industria, el comercio, la agricultura y las costumbres sociales. Todo ello acompañado de las corruptelas del poder económico y político que logró excelentes beneficios con la construcción de la red ferroviaria.

Ahora bien, no tendríamos constancia de aquellas increíbles transformaciones si no fuera por algunos fotógrafos de la época y entre ellos, en un lugar muy sobresaliente, un francés afincado en España de nombre Jean Laurent (Borgoña, 1816-Madrid, 1886). El centro de la Llotgeta dedica a este innovador y revolucionario fotógrafo una exposición bajo el título de Fotografías de Valencia y Alicante en el siglo XIX, que permanecerá abierta hasta el 30 de junio y tiene como comisario a un excelente fotógrafo e historiador como José Aleixandre. El interés de esta muestra va más allá de las curiosas imágenes de la construcción de la vía entre Madrid y Alicante en 1858 ya que Laurent, junto con colaboradores como el valenciano José Martínez Sánchez (Bicorp, 1808-Madrid, 1874), dejó un testimonio impagable sobre la España de la época.

Fotógrafo de la reina Isabel II entre 1861 y 1868, retratista de los gobiernos provisionales de la Gloriosa Revolución, ingenioso comerciante al tiempo que pionero tecnológico, Jean Laurent no se limitó a una tarea en los palacios de los poderosos. Así pues, el fotógrafo francés recorrió el país entero en tren o en un carruaje-laboratorio desde Andalucía a Castilla, desde Madrid a Aragón o València. Por las lentes de sus cámaras desfilaron obras públicas, monumentos, paisajes urbanos y rurales y un variado paisanaje de obreros, agricultores, burgueses y ciudadanos de todo tipo. Al impulso de Laurent se deben además la proliferación de los catálogos y de las postales que, poco tiempo después, se convirtieron en una seña de identidad de cualquier viaje. Aquel trabajo paciente y meticuloso de artistas como Laurent contrasta con la inmediatez compulsiva y la infinita proliferación de las fotos en la sociedad digital de hoy. Pero al observar esta valiosa exposición de la Llotgeta se puede comprobar que el verdadero mérito de un fotógrafo radica en su mirada, en su curiosidad, en su afán de conocimiento. Como tantos otros colegas célebres, Jean Laurent se apasionó por los paisajes y las gentes que fotografió. De ese cariño por su profesión nacieron esas imágenes de Laurent que muestran a nuestro país tal como era, en transición entre un atraso de siglos y un progreso ya imparable. Un progreso reflejado en fotos.

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