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Y una vez más la eutanasia

María José Carrasco, la madrileña de 69 años, enferma de esclerosis múltiple, a la que su marido ha ayudado a morir hace unos días. Dos mujeres asturianas, enfermas terminales, y con un gran sufrimiento, están listas para seguir el mismo camino? Señoras y señores, de nuevo la eutanasia. El caso de María José la ha puesto, una vez más, en el candelero y desencadenado la polémica acerca de este tema tan delicado. Y complicado.

Y es que aunque tengamos asumido que la muerte forma parte del ciclo de la vida, el proceso de morir es muy complejo. Y, quizás, lo que más nos atemoriza no es el dolor físico, sino el padecimiento del alma que nos puede esperar durante los minutos, días, meses, o incluso años, varios años, que vamos a pasar en la antesala de la muerte. Me refiero a la "crudeza de la soledad" en la que se encuentran tantas y tantas personas, en esta sociedad competitiva, en la que se potencia la productividad y en donde el enfermo, el anciano y el discapacitado son una carga y un estorbo.

Es cierto que la eutanasia es una práctica que va totalmente en contra de la labor del médico. Que el cometido fundamental de la medicina consiste en curar y aplicar los tratamientos necesarios para aliviar el sufrimiento. El código deontológico prohíbe la eutanasia, contraria a la ética médica. Pero, ¿es justo permanecer ajeno al horror por el que tienen que pasar algunas personas?

Por eso, y viendo lo crueles que podemos llegar a ser los humanos, sería perfecto que existieran unos excelentísimos cuidados paliativos, dotados de personal altamente cualificado, paciente, bondadoso.... y muy bien pagado ¿Y si a la vez tuviéramos una legislación sensata y seria que plasmara todas las complejidades individuales de este tema? Claro está, siempre respetando la voluntad del enfermo, que debe estar adecuadamente informado de todo el proceso de su enfermedad.

Sin duda supone una gran responsabilidad y una prueba para la sensatez y seriedad, hasta tal punto que, debido a nuestros comportamientos, no sé si seremos capaces de llevarlo a cabo.

En un asunto de este calibre con connotaciones éticas, jurídicas y sanitarias, todos, sociedad, Gobierno y oposición, debemos colaborar con lo mejor de nosotros mismos. Pero, indudablemente, tiene que haber respuestas adecuadas a situaciones personales, muy difíciles y frecuentes hoy en día, y que lo serán cada vez más en el futuro.

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