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Entre global y local

Ante la nueva cita electoral del próximo 26 nos percatamos que en las dos urnas vamos a depositar votos que pueden decidir de un lado lo local, lo más próximo, y en la otra, lo que parece más alejado y atañe a la Comunidad Europea, y por tanto al juego de Europa y su papel en lo global, que nos afecta de lleno y que bien se ve en la actual marcha de la economía y los aires amenazadores que soplan (USA y China agitando el panorama).

Lo que nosotros percibimos es el estado de una acera, la señalización de un paso de cebra, la limpieza de las calles, si falta o no una farola, si el autobús llega a tiempo o se demora (lo que se comenta entre quienes hacen uso de él). Si los jardines están atendidos o abandonados. Si cuando vamos hacer una gestión la funcionaria de turno nos explica bien cómo hacerlo y si no hemos de volver tres veces en una semana porque no se resuelve a pesar de la queja. A veces «paguem i plorem» y no hay visos de cambiar el procedimiento y facilitar las cosas y garantizar la pronta solución.

Desde el pasado martes en las empresas es obligatorio fichar, algo que yo siempre pedí. El horario contratado no siempre coincide con el real. El tema de las horas extras no pagadas en España resulta escandaloso. Son millones de horas regaladas. La sentencia del tribunal europeo sobre la protección de los derechos del trabajador frente a quien abusa (y desde la crisis se ha abusado más, hasta extremos de vergüenza) demuestra que lo importante tarda, la burocracia es mucha y lejana, pero en este caso como en el de los gastos de hipotecas o inscripción y en el de los desahucios las sentencias obligan a todos y a España en particular.

Bien cierto el presupuesto de la Comunidad Europea supera el billón de euros y parece que mucho gasto es exagerado. Mientras las decisiones importantes las toman los consejos de ministros y el presidente de la Comisión Europea parece ir a su aire. O que los temas, cuando son complejos se eternizan y dan muchas vueltas, como la negociación del brexit que está en el aire pero llegará a su momento clave bien pronto. Es por tanto difícil ver claro con perspectiva europea y global s no eres un experto en la materia.

Pero la batalla que se libra en Europa es la de contener el populismo de derechas que amenaza a la Unión Europea con una tormenta si partidos como el de Marine Le Pen y el de Salvini (La Lega) llegan a poder unir sufragios suficientes para controlar el 30 por ciento de la cámara y entorpecer todas las decisiones de peso (ayudados por los que Farange, el inventor de Ukip, está dispuesto a hacer en su última intentona como un caballo de Troya).

Esta doble perspectiva -como gafas para cerca y gafas para lejos- hace difícil a los votantes entender qué les conviene, más allá de las simpatías de algún candidato, o de la empatía por unas siglas u otras. Va a pesar y mucho para nuestro futuro en un mundo con tantas tensiones en lo económico y lo social (la cuestión de los inmigrantes no se ha resuelto, por no decir que ha empeorado). No basta decir «hay que regularla».

Será una larga noche al espera de saber que ha pasado en nuestras ciudades, en una decenas de autonomías (no aquí) y quien va a llevar el timón de esta Europa invertebrada.

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