“Lo que somos a partir de como sonamos” sentenciaba Marina Hervás Muñoz, doctora en Filosofía y licenciada en Historia y Ciencias de la Música, durante la mesa redonda, a siete voces, llevada a cabo en el Instituto de Cultura Valenciana. Hervás joven tinerfeña actualmente inmersa en un proyecto pedagógico para niños de tres años y jóvenes de dieciocho, disertó sobre la voz como eje vertebrador en diferentes ámbitos, voz sujeta a “Regímenes de percepción ideológicos”. ¿Alguien duda de que la voz, en función de intereses, escudriña en el individuo hasta lograr resultados?

“Hay una vertiente sonora que se llama noise (ruido)”. El ruido sigue afianzado, ¡hasta multiplicado! en estrategias de poder. Se jalean los sentimientos del auditorio mediante gritos con batiburrillo de improperios, sentencias y frases altisonantes, la perfecta fuerza centrífuga que arrasa en espacios domésticos y públicos. Manipulación mediante la voz; “Como Bannon y Yiannopoulos le dieron voz a los neonazis”, es el título de un artículo de la web aztecaamerica.com, escrito por el músico, locutor y sociólogo mejicano Israel Pompa-Alcalá.

Las sufragistas inglesas en mil novecientos doce reivindicaron en Londres su derecho al voto utilizando el ruido como transmisor del mensaje. Ruido que apoya las manifestaciones mensuales feministas ante el Ayuntamiento de València, cada primer miércoles, con pitos, cacerolas, castañuelas, vuvuzelas y palmas. “El ruido desde su potencial político” y social, es inapelable. “Aunque la onda sonora no ocupa un espacio como puede ocupar una silla” sí que históricamente ha tenido espacios de culto en “Jerarquización de los sentidos” domeñando al pueblo mediante discursos y efectos sensoriales. “Jerarquización de los sentidos”, tal es el caso de las iglesias y añade Hervás: “Una fiesta para los sentidos, experiencias que nos presentan el Cielo” Ingredientes y tramoya en rituales diseñados para el dominio y cimentados en el sonido, la palabra, e incluso el silencio. Mensajes directos a la psique del individuo y a la sociedad.

“El triunfo continuado del Partido Popular en el País Valenciano (España) se debe a otros muchos factores además de la permanente y absoluta manipulación de la cadena gobernada por el gobierno autónomo, según ha estudiado minuciosamente Yolanda Verdú (profesional de TVE-CV, licenciada en Derecho y Filología Hispánica)”, extracto del ensayo realizado por Josep Lluis Gómez Mompart de la Universitat de València titulado ¿La televisión malogra la política? (“Política y comunicación en la historia contemporánea”, Biblioteca de Ciencias de la Comunicación).

Cuatro horas de interactivo coloquio entroncado en el trabajo del artista y escritor Brandon LaBelle: Territorios Acústicos, pasaron como un soplo. “El sonido puede ser escuchado para decir: ¡este es nuestro momento!”. Sonido agarrado al tuétano que “puede ser el vínculo comunicacional al apoyar la transmisión de mensajes a menudo difíciles o desafiantes”, escribe LaBelle. ¿Qué mayor tentación que utilizar la voz del poder para generar desorden y pavor?

“China eleva los aranceles a las importaciones de EEUU” (“farodevigo.es”, 13/05/2019). Paradigmas auditivos mapeados, actualmente, son capaces de estremecer. “El sonido crea una geografía relacional que es más a menudo emocional, contenciosa y fluida” añade LaBelle; lo que traducido al idioma de calle podría ser el corre ve y dile engordador y encubridor que se transforma en función del individuo y demás peculiaridades circunstanciales.

“El ruido, por definición, es el sonido que se produce donde no debería”. Pero. ¿Acaso esa no es la fórmula para cualquier campaña publicitaria, política, cultural y hasta económica impactante?

Pueblos de todas latitudes y en cualquier tiempo han sido, y continúan siendo, domesticados por fuerzas apoyadas en sonidos represores, ubicándolos en el mundo y en los estatus mediante mensajes sonoros: Sonidos, silencios y ruidos. Shin´ichi Suzuki, violinista y pedagogo japonés, presidente y fundador de la Escuela de Educación del Talento, en el libro Educados con Amor, relata la historia de dos niñas criadas por una loba, “Se dice que entre los nativos de India aún se conserva la costumbre de abandonar a las bebés hembras”. En el informe sobre la observación de Kamala, una de las niñas, se especificaba: “Al menor ruido se le erguían las orejas y se ponía tensa. Por la noche, al igual que los lobos, aullaba tres veces a intervalos exactos -a las 10, a la una y a las 3. No dejó de aullar durante los nueve años que vivió entre humanos. Su voz era extraña, indescriptible”

Ramón del Buey Cañas, violinista graduado en Filosofía por la Universidad Autónoma de México, integrante de FILMADRID (Festival Internacional de Cine), estudioso analítico del sonido guio el encuentro programado por ENSEMS (Festival de Música Contemporánea), desarrollado en una luminosa y amplia aula, sala de prensa. “El sonido es capaz de alterar el espacio, el régimen privado y el público se trastocan. La escucha puede simplificar el sonido. Niños (niñas) criados en estado de cimarronería, criados generalmente por lobos, uno de los animales menos agresivos con los hombres (mujeres); se les tachaba de imbéciles”; Del Buey aseveró que “El estado psicológico condiciona la escucha”, ahí es donde aguijonean las más groseras artimañas sonoras o de silencio, como en las celdas de aislamiento y multiplicando ruidos en arengas tribales que contagian temores, rabia o pandillerismo visceral. Del Buey citó La Política de Aristóteles, y lamentó el descatalogue de libros como el de Zimmer sobre Las grandes urbes y el sonido, “Incomprensiblemente ya no circula”.

“La música es una organización política del sonido”, dictaminó Hervás.

“Raramente hay acuerdo crítico en torno a si un grupo descarga energía o hace ruido. El heavy, antes rock y mañana… como se llame es el único estilo eternamente joven de la música. Si esta juventud se siente marginada y oprimida la música se hace fuerte y contundente”, (“Enciclopedia Heavy Metal Internacional”, escrita por el comentarista musical Jordi Sierra i Fabra); dicho autor barcelonés cita a Girlschool (1975) como primera formación heavy de mujeres “sin olvidar a las primitivas Runaways lideradas por Joan Jett el primer grupo femenino de la historia” (1970); mientras que Suzy Quatro “es una de las mujeres clave en el heavy pop de los 70, y su sonido se avanzó en cierto modo al practicado por otros a fines de la década y primeros años 80”. Para el filósofo, compositor e instrumentalista estadounidense John Milton Cage el silencio era un sonido “no intencional” que cada día es más preciado puesto que alberga la libertad individual.

Como experiencias de sonido, Del Buey habló de un parque temático donde se reproducen los sonidos de especies animales, sin animales, “Para mí es un filón, un filón de sonido”, y una solución contra la crueldad del cautiverio de seres vivos. Hervás comentó la performance museística donde mediante el sonido se escenificaba una masturbación en falso suelo, “Se escucha, si lo viésemos… peor si lo viésemos”.

El sistema perifónico implementado por el granadino director de cine José Val del Omar, descrito en su libro sobre València, es la reivindicación del invento de eslóganes difundidos en la vía pública mediante altavoces. Avance de la tan extendida megafonía en locales comerciales, estadios y recintos multitudinarios.

Marina Gilabert en la Biblioteca de la Dona, durante la presentación del poemario escrito por Ana Noguera en memoria a María Cambrils, subrayó “En el silencio de la desmemoria; no saber es no ser”; sobre Noguera afirmaría: “Crea un mundo donde la palabra es la vida misma”. Reunión inteligente y emotiva donde la autora, esporádicamente con lágrimas en los ojos al leer sus escritos, declamó: “España se partió en dos. Silencio. Olvidas a la gente, la silencias. Al final se olvidan las cosas por callarlas”. “¿Acaso se puede gritar más alto?”

LaBelle en su trabajo deduce: “El hogar está donde está el corazón, también está donde está el oído, y donde las tensiones entre la comodidad y la perturbación están en juego”.