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Buena onda

Bola de saque para el Consell

En la presentación del Informe sobre la Cultura 2019 de la Fundación Alternativas, coincideron algunos de los mejores expertos en política cultural. En sus opiniones dejaron una radiografía del momento.

El profesor Enrique Bustamante destacó que la cultura «sucede» fundamentalmente en, y gracias a, los ayuntamientos y las comunidades autónomas. Ahí es donde está en juego una recuperación después de la crisis.

Ramón Zallo, lanzó la idea de convocar unos estados generales de la Cultura que ayuden a que una mayoría social le atribuya valor, la aprecie tanto como la educación o la salud y entre a formare parte de la idea compartida de bienestar.

El debate internacional sobre la cultura se ha afinado mucho desde que en 2005 la UNESCO defendió la diversidad y ha ido en paralelo con el fomento de las industrias creativas de diferente tamaño y ambición: del reggae en Jamaica a la Ruta de la Seda en todo el mundo de la mano de China.Ya es de sentido común decir que la cultura es un factor transversal que entra en el menú de otras políticas públicas (la industrial, la sanitaria, la turística o la diplomática).

Pero también han pasado muchas otras cosas. Se ha robustecido la reivindicación de su valor intrínseco. El manifiesto sobre la «utilidad de lo inútil» del profesor italiano Nuccio Ordine es un buen alegato sobre la «inútil utilidad y la inutilidad útil».

Crece una opinión que defiende la cultural como cuarto pilar irrenunciable de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible.

En las «guerras culturales», es un factor clave que va ligada a la identidad a través de las gafas de los fanatismos y que nos exige un esfuerzo de inteligencia para defender la democracia.

Con este trasfondo, Ximo Puig anunció en la campaña electoral que, de repetir en la Presidencia, habría conselleria de Cultura: una de sus prioridades sería la recuperación, -el Renaixement, dijo- del esplendor que la cultura valenciana alcanzó durante los años 80 y parte de los 90 del siglo pasado.

Esta semana han empezado las reuniones para poner sobre la mesa el dibujo de lo que será el Consell del Botànic 2 o del Montgó 1. La cultura está en la primera línea.

Hay tres siglas negociando el Consell y es pronto para decir qué modelo adoptará la coalición, si va a repetir el mestizaje, qué tipo de mestizaje, y cómo se van a poner en relación las distintas políticas públicas.

Pero los ciudadanos tenemos derecho a exigir que esa negociación sea coherente con los compromisos electorales y que no se desaproveche el gran potencial que en estos momentos tiene la cultura y las políticas públicas de la cultura para su mejor gestión.

Es importante que los nuevos gestores estén convencidos de que lo que está pasando forma parte ya de ese Renacimiento cultural y que la Conselleria de Cultura vuelve para diseñar y poner en pie las instituciones, las estrategias y los recursos que den fuerza y velocidad a un movimiento que ya está en marcha.

Décadas después del momentum que levantó la primera oleada institucional de la cultura en los años 80 sería bueno que la Conselleria acometiera las reformas de un edificio, que aunque ha vuelto a recibir cuidados de urgencia en la última legislatura aún presenta profundas huellas de lo que han sido años y años de abandono, delirios y recortes.

¿Prioridades? La participación en el diseño y evaluación de las políticas, la colaboración público-privada, una ley de mecenazgo realista y flexible, una circulación de iad y vuelta entre la educación y la cultura, la apuesta por la sostenibilidad y una fórmula adecuada para la proyección nacional e internacional, que abarque desde la defensa de los intereses valencianos en un Pacto de Estado hasta el aprovechamiento de los fondos y las alianzas europeas.

En la actualidad, la cultura, cualquier cultura (esa mezcla de patrimonio, identidad, modos de hacer y estilos de vida) no es nada si no consigue un amplio respaldo de la gente. Mi impresión es que el éxito de la operación Renaixement se logrará si consigue extender el valor, la apreciación, de la cultura en todas las capas de la sociedad; desde la creación -en la Comunitat Valenciana la música es una red de creadores fantástica- y desde el disfrute.

En el mismo acto de presentación del informe Alternativas, el profesor Pau Rausell me comentaba que en València, en la Comunitat Valenciana, están pasando muchas cosas y muy buenas. Coincidimos en que en esa efervescencia hay mimbres suficientes para una segunda oleada autonómica de creatividad, prestigio y proyección exterior sabiendo, desde luego, que no es una tarea fácil.

Bola de saque para el Consell.

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