«I tots callaven/

amb un antic silenci/

mentre el vell carro/

sense greix a les rodes/

foscament alenava».

Vicent Andrés Estellés

Lo que tenía que pasar ocurrió. La Cámara de Comercio de Barcelona ha sido tomada por las fuerzas empresariales independentistas. En las elecciones al Pleno, la candidatura Eines de País ha conseguido 31 de los 40 puestos que se deciden por elección. Tiene mayoría absoluta, decidirá la presidencia y gobernará la entidad. El trallazo ha sacudido a las 88 cámaras existentes en España. Assemblea Nacional Catalana (ANC), controlará el relevo del veterano Miquel Valls en la presidencia. Esta turbulencia afectará, como riesgo, a todas las cámaras integradas en la Cámara de España, que preside en Madrid, el también catalán, José Luís Bonet. El president de la Generalitat de Catalunya, Quim Torra, ha saludado la alternancia: «Eines de País se ha impuesto a la conspiración». ¿Qué quiso decir? A los empresarios hispanos, al futuro gobierno de Pedro Sánchez y al acomodaticio mundo de las cámaras de comercio les ha surgido una cuestión candente por su ineficiencia y pasividad.

RESULTADOS

Los dirigentes de la Cámara de Barcelona culpan a la Generalitat del terremoto empresarial protagonizado por los separatistas. Con el vuelco electoral, han de reconocer que han fallado y que les han metido un gol por la escuadra. Es inútil arremeter contra la administración de la que dependen. La Generalitat tiene las competencias camerales. Han caído en su propia trampa por aceptar y transigir con la Ley española de Bases de abril de 2014. Esta ley repleta de lagunas e incongruencias, es contraria al espíritu fundacional e histórico de las cámaras de comercio. Exhibe claro déficit democrático. Cuyo resultado se observa en la Cámara de Barcelona. La Generalitat se dispone a modificar la legislación autonómica y en breve integrará a todas las corporaciones catalanas en la Cambra de Catalunya. Siguiendo el modelo de la Cámara de España. Se lo han puesto fácil.

COMUNITAT VALENCIANA

A lo largo de los quince artículos que he publicado, en los últimos años, acerca de la utilización política en España de las cámaras de comercio, he advertido de los graves errores en los que incurría la ley española de 2014 y la correspondiente ley valenciana de abril de 2015. Aprobada precipitadamente por el PP cuando presentían que iban a perder la Generalitat. De aquellos polvos estos lodos. Después de 18 años a su servicio, las cámaras de comercio, tal como están reguladas y planteadas, no me interesan. No responden a sus principios fundacionales ni al carácter empresarial independiente que debe inspirarlas. El principal problema que amenaza a las cámaras de comercio es político. Perteneciente al capítulo partidista y ramplón de la política. ¿Qué credibilidad democrática tiene una institución donde se compran y se regalan los puestos representativos?

PRINCIPIOS

Las cámaras de comercio forman parte de la administración institucional y su razón de ser es la prestación de servicios empresariales. Se fundaron hace 133 años, en 1886, por decreto de la reina María Cristina para sustituir la función de las «Sociedades Económicas de Amigos del País», cubrir el vacío que habían dejado los gremios y suplir el caos de las organizaciones empresariales. Entonces bajo el concepto de «clases productivas». Las cámaras tienen la función primordial de ejercer como ente consultivo de las administraciones públicas. Que no se cumple ni se tiene la intención de hacer cumplir. El mundo empresarial, de naturaleza privada, insustituible para la creación de riqueza y la generación de empleo, requiere un conducto fiable -entidades intermedias de la sociedad- de interlocución con las administraciones. Las cámaras de comercio no pueden estar supeditadas al poder político. Ni a los grupos de presión económica y financiera que ejercen su labor de lobby desde las patronales, en defensa de sus intereses particulares. No en defensa de los intereses generales de la economía, la sociedad y el territorio.

CONTRADICCIÓN

Con el torbellino cameral ocurrido en Barcelona se evidencia la deficiente calidad del cuerpo legal que permite estos resultados electorales con una participación del 4,55%. La intención aviesa del legislador y de sus inspiradores se advierte en el mantenimiento de un ordenamiento retrógrado que posibilita ganar elecciones en las cámaras con el 2,5 % de los votos. ¿Por qué ahí no hay listones de mínimos? Vergonzoso y nada democrático. Sin que se actúe para incrementar, concienciar y promover la participación en estas corporaciones de derecho público. Las únicas que representan a las empresas en su totalidad sin necesidad de afiliarse. En las elecciones de la Cámara de Comercio de València en 2018 no se votó. Sólo había un candidato por puesto del pleno y para la presidencia. La primera vez en su larga historia. En los grupos que se presentaban varias empresas interesadas, se les 'convenció' para que desistieran en beneficio de la antidemocrática unanimidad. Eso sí, por aclamación.