«Un món novell, si més no, contra uns homes/túrgids d’orgull, panxacontents,/tan saberuts, tan il·lustrats, tan ximples».

Miquel Dolç, 1973

Preocupa el horizonte europeo. Sin paraguas europeo no hay ciudad que resista. En el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles -Europa sur-tropiezas con dos figuras excepcionales. Un par de esculturas de corredores en tensión que provienen de la Villa dei Papiri de Ercolano, junto a Pompeya. Se han recuperado envueltos en lava petrificada del Vesubio. Son dos jóvenes en actitud de estupor infinito, cuya mirada incisiva está en consonancia con la predisposición y el dinamismo de su armonía corporal. Si no llegaron los primeros, al menos merecieron ser campeones.

Zancadillas. Así es el futuro de la Unión Europea, ante el eventual aparcamiento del crucial proceso de unificación. Inquieta la posibilidad de que unos cuantos exaltados alteren la trayectoria y el esfuerzo de quienes tienen el compromiso de movilizar estructuras e instituciones. Para que 500 millones de europeos sean felices en un contexto plurinacional más libre y justo.

Unísono. Hace años conocí al socialista valenciano Manuel Mata. Que recientemente amagó con retirarse de la política. Coincidimos en Bruselas, en una sala densa, cerca de la Grande Place. Él era entonces asesor del grupo socialista en el Parlamento Europeo, por la cuota española. Fue con el excorresponsal de Canal 9, Josep López. Periodista impulsivo y autodidacta. Hecho a sí mismo. Hoy agente para asuntos europeos en presidencia de la Generalitat. Eran tiempos de aprendizaje y esperanza. Con la vida por delante, no recelábamos los avatares y los descalabros que vivimos ahora. Las potencias europeas ejercían sus poderes al unísono. Defendían sus posiciones y los españoles acudíamos a la capital comunitaria con afán didáctico. Había que conocer lo que allí se cocía. Los españoles eran valorados y especialmente activos. Con ansia de aprender. Desde el trabajo y el entusiasmo de empaparse, entonces, de la Europa a 15 Estados Miembros. Nombres destacados: Vicent Ventura, Pedro Solbes, Fernando Puerto, Fernando Llanos -los «Puertollanos»-, Daniel de Busturia, Gerardo Canet, Fernando Zárraga, Joaquín Almunia, Juan Castro, Emiliano Alonso, Leopoldo Ortiz, Pepe Martínez Serrano o Luis Miguel Corral y Ana de Benito. Escuela sin continuidad. Empresarios sin conciencia.

Pedagogía. El sistema capilar europeo discurre bajo la epidermis de la Comunitat Valenciana. Aquí no nos podemos jugar el respaldo a la UE. A expensas de los partidos euroescépticos que necesitan la argumentación xenofóbica para afirmarse y tener algo que decir. Para la convocatoria electoral-2019 al Europarlamento ha faltado un intenso esfuerzo pedagógico. Explicar con sistema e intensidad los fundamentos del Movimiento Europeo. Una asignatura que debería enseñarse en los colegios y en las universidades. Descartar para siempre los tópicos antieuropeos sobre la burocracia de Bruselas. Tópico esgrimido, sin medida, por los políticos de partidos españoles, situados a derecha e izquierda, para congraciarse con el electorado. Ajenos a que, muchos entre ellos, tienen la fortuna de ser candidatos a incorporarse a esa clase «burocrática» que critican y detestan.

Acervo. La mejor forma que hay de defender el proceso de unificación europea es respetar el acervo comunitario. Las instituciones y el modus operandi de un entramado técnico, funcionarial y político que ha optado por servir a la Unión Europea por encima de las miopías y los intereses nacionales de sus países de origen. La vida en Bruselas, extrañados de sus entornos familiares, en unas condiciones climáticas duras y a menudo, en un contexto despersonalizado de perfil individualista, ni es fácil ni atractivo. Detrás de las circunstancias vitales de quienes tienen que trabajar en el entorno de las instituciones europeas hay adversidades, problemas de relación, desarraigos y desavenencias familiares, motivados por la necesidad de luchar contracorriente.

Memoria. La Comunitat Valenciana ha de reconocer a muchas personas la voluntad de trabajo y empeño en dimensión europea, que se valora con frivolidad y desconocimiento. Los que se han dedicado a profundizar y servir a los intereses valencianos en los períodos previos a la integración española en las Comunidades Europeas, en el duro período de transitorio de negociación (Tratado de Asociación-1970) y tras la entrada del Reino de España en la UE, merecen reconocimiento y homenaje.

Poco a poco. En pleno desconcierto del Brexit. El mayor atentado contra la cohesión europea. Cuando casi nadie se atreve a reconocer que la salida de la confusión pasa por un segundo referéndum -palabra maldita- los británicos eligen sus representantes en el Parlamento Europeo. En París, desde la Place de l’Etoile, llegando al Bois de Boulogne, junto a la Porte Dauphine, hay un pequeño jardín y una placa que recuerda que allí vivió Robert Schuman -»Europa no se hará de golpe, sino poco a poco»- Uno de los fundadores de las Comunidades Europeas, junto a Jean Monnet, al italiano Alcide De Gasperi y al alemán Konrad Adenauer. Todos democristianos. Historia indeleble y apasionante. Para que ahora vengan a encenagarla cuatro energúmenos, xenófobos, jacobinos e ignorantes.