De nuevo parece que vamos a asistir a una suerte de tragicomedia. Ningún partido político tiene la mayoría absoluta, 176 diputados, que le permita gobernar en solitario. Pero parece que todos los partidos políticos aceptan que el PSOE, con 123 diputados, es el ganador de las elecciones generales y que le corresponde formar gobierno. Hasta la fecha, con la excepción del gobierno surgido de la reciente moción de censura, nunca ha gobernado en España un partido político con 123 diputados, es decir, con algo más de un tercio de los diputados del Congreso. De manera que aunque los otros tres grandes partidos políticos, PP, Ciudadanos y Podemos reconozcan la victoria del PSOE se trata de una victoria pírrica, pues sin el apoyo de otros 53 diputados, necesarios para obtener la mayoría absoluta, el PSOE no podrá gobernar de manera estable a lo largo de la legislatura.

Es cierto que Rajoy gobernó con 134 diputados, pero necesitó la abstención del PSOE en su investidura y el apoyo de Ciudadanos y del PNV. Y hemos podido comprobar que la inestabilidad fue una constante del Gobierno Rajoy al que puso fin una moción de censura, la primera que tiene éxito en la historia de la democracia española. Pero, con todo, gobernó dos años, la mitad de la legislatura. Lo mismo le podría suceder con Sánchez, aunque disfrute de más opciones que Rajoy. Pero en cualquiera de los casos, en primer lugar, Sánchez tiene que ser investido y para ello necesita 176 votos parlamentarios en primera votación o mayoría simple en segunda votación, es decir más votos positivos que votos negativos.

Casado y Rivera no quieren, aparentemente, que el Gobierno de España esté condicionado por los populistas de Podemos, y mucho menos por los independentistas catalanes o vascos. Pero, a la vez, su decisión de rechazo completo a Sánchez, rememorando el ¡no es no¡ inclinan necesariamente a Sánchez a aliarse con los populistas e independentistas para poder investirse y para gobernar. Porque, entre los planes de Sánchez no parece que esté rechazar el apoyo de populistas e independentistas si le son necesarios para gobernar, lo hemos comprobado en los últimos diez meses.

Pero, dicho lo anterior ¿podemos seguir llamando patriotas a Casado y Rivera, a los que parece no importarles que entremos, de nuevo, en la dinámica posterior a la moción de censura? Acaso el patriotismo no significa poner los intereses del pueblo soberano por delante de los intereses de los partidos políticos y de los intereses personales de sus líderes. ¿Están poniendo Casado y Rivera los intereses de los españoles por encima de sus intereses personales y los de sus partidos?

Con toda razón Casado y Rivera pueden decir que Sánchez no se comportó como un patriota cuando Rajoy se sometió a la investidura en la anterior legislatura. Sánchez se negó a abstenerse en dicha investidura hasta el punto de dimitir como diputado. Sin embargo, el PSOE dirigido por el Javier Fernández, presidente de Asturias, sí se comportó como un partido responsable y se abstuvo para poner fin a la incertidumbre derivada de dos elecciones generales, lo que permitió que Rajoy se invistiera y que pudiera gobernar.

No vale que Casado y Rivera se escuden en el precedente personal de Sánchez, sino que deben tener en cuenta el precedente del PSOE de Javier Fernández. Y por ello no es de recibo que Casado repita una y otra vez que Rivera pactará con Sánchez los gobiernos municipales y autonómicos que se constituirán como consecuencia de las elecciones del 26 de mayo de 2019, para a continuación afirmar que a quien corresponde abstenerse, para evitar que Sánchez sea investido por populistas e independentistas, es a Ciudadanos. Semejante impostura es de una gran gravedad que debe ser enmendada. Y tampoco es de recibo que Rivera no esté dispuesto a abstenerse cuando sabe muy bien que la consecuencia no será otra que el fortalecimiento del independentismo en Cataluña.

Si tanto el Partido Popular como Ciudadanos consideran que el PSOE ha ganado las elecciones generales, lo que procedería es que ambos se abstuvieran en la investidura de Sánchez, pues dichas abstenciones sumarían 123 diputados que serían suficientes para una investidura en segunda votación sin necesidad de que el PSOE fuera apoyado por populistas e independentistas. Y, posteriormente, ambos partidos deberán ejercer una oposición responsable y leal a un gobierno en minoría, con el que en su caso podrán pactar medidas concretas o ¿acaso ambos partidos van a adoptar el no es no sea cual sea la medida o proyecto de ley que postule el PSOE?

El patriotismo no es como un traje de temporada, que se cuelga en el armario según el tiempo que haga; debe ser la indumentaria permanente de los políticos que aspiran a gobernar a todos los ciudadanos.

¿Dónde están los patriotas?, preguntamos. Y no obtenemos una respuesta que nos tranquilice. Al contrario escuchamos un silencio perturbador que preocupa a los ciudadanos. Seguimos persistiendo en una España frentista que se ha instalado en la clase política, que está ausente en la sociedad en que no se advierte la existencia de dos Españas. Pero no deja de ser cierto que finalmente los políticos podrían convencer a los ciudadanos de que existen esas dos Españas y que una debe vencer a la otra.

Ya empieza a observarse una tendencia al incumplimiento de los compromisos de España con la Unión Europea, y la alianza de Sánchez con Podemos, a la que parecen empujar Casado y Rivera, traerá consigo un deterioro no solo de la situación económica sino inestabilidad social y territorial. Inestabilidad social porque tanto Podemos como algunos sectores del PSOE parecen no comprender que no es posible gobernar solo para una parte de la sociedad, y que la deriva independentista no puede pasar por echar más gasolina al fuego como pretende Podemos con su tesis del Estado plurinacional.

La Unión Europea se encuentra en situación delicada, es necesario enfrentar los populismos y los nacionalismos identitarios. Y los partidos constitucionalistas, PSOE, Ciudadanos y PP, deben plantearse una alianza que aísle a populistas (de derechas y de izquierdas). ¿Dónde están los patriotas? El silencio sigue siendo clamoroso.