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Al margen

Suicidios que son asesinatos

Se han dicho tantas cosas estos días que parece que poco se puede añadir ya. Pero no. Nunca se dice, señala, comenta o critica lo suficiente cuando hablamos de acoso, abuso, hostigamiento y maltrato que lleva hasta la muerte. Nunca se muestra bastante a quien insulta, golpea, humilla o acorrala a una persona hasta el abismo y le empuja a tirarse. Cada palabra silenciada es un apoyo cómplice, igual que cada actitud de indiferencia o de comprensión para con el agresor con frases del estilo ‘todo el mundo comete errores’, ‘seguro que no era su intención’ o simplemente ’era una broma’. Me estoy refiriendo a muchos agresores y encubridores pero sobretodo a ese canalla que decidió burlarse de la mujer con la que había compartido momentos íntimos, la mujer que le había abierto una puerta de acceso a su cuerpo y su alma, que había confiado en él en algún momento de su vida y hacerlo de una manera cobarde y vil: enviando por Whatsapp el vídeo de una relación sexual con ella. El video era de cinco años antes. Imaginen, lectores, cómo cambia una vida en cinco años. La de ustedes. La mía. Conoces a nuevas personas y otras salen de tu vida; tienes hijos, te casas, cambias de trabajo, enfermas, se muere alguien querido, nace un nuevo ser a tu alrededor...Y de repente alguien considera que no vales nada, que nunca has valido nada y se cree en la potestad de, literalmente, arruinarte la vida y tratarte como una mercancía, una cosa, una imagen en un móvil pero no como una persona. Verónica tenía 32 años, dos hijos (un bebé de un año y un niño de cuatro) y una vida cuando se colgó en su casa de Alcalá de Henares. Tenía una vida. En mayúsculas, entera, completa, compleja, normal, sencilla, feliz, triste....Que más da como fuera. Era una vida. Algo inmenso para todos nosotros pero barato y sin valor para las decenas de personas que no dudaron ni un segundo en sumarse al linchamiento sin ver a la persona, mujer, madre, compañera, esposa, sino solo a la ‘cosa’,. Poco me queda añadir ya. Poco excepto una cosa: desear que la vida sea más compasiva con la hija de Fran Rivera de lo que lo ha sido con Verónica. Que sea compasiva y le evite encontrarse con señores, por ejemplo, como su propio padre. Porque se querrá morir.

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