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Populismos frente al conocimiento

Cuando Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, elegido democráticamente y con un gobierno ultraderechista, anunciaba el recorte de la financiación a las universidades con disciplinas como la filosofía y la sociología porque «eran un lujo» y «no tenían retorno inmediato», quedaba más que clara la motivación ideológica. Se oyeron las alarmas con un sonido familiar propio del discurso político de los populismos que lo que tratan de evitar es que el individuo piense y para ello, nada mejor que el individuo no sepa. Y es que el conocimiento puede derrumbar gobiernos.

Pues bien, a pesar de la movilización nacional de los profesores, de la sociedad civil con plataformas como «Todos Pela Educaça0» o de la movilización internacional , en la que más de 800 instituciones del mundo y 17.000 particulares mediante una carta han defendido el mantenimiento de su financiación, el recorte es un hecho. Lamentablemente, no acababa ahí y el recorte financiero a la investigación científica se iba a hacer también una realidad.

En la actualidad, las sociedades no se pueden desarrollar sin el avance del conocimiento científico y del humanista. Ambos deben caminar y crecer en paralelo, lo contrario supondría una mutilación con daños irreparables. A las universidades les ha correspondido históricamente ser el origen del saber y depositarias del mismo. Respetarlas, protegerlas y dotarlas de los medios necesarios para que desempeñen su función, no es una responsabilidad solamente de los gobernantes.

En nuestro país, la importancia y valor de las universidades queda reconocida desde el inicio en el artículo 27.1 de la Constitución que establece su autonomía como un derecho fundamental. El posterior desarrollo normativo ha incidido en su consideración como corporaciones autogobernadas. Y, aunque el sistema no sea perfecto, por ejemplo, en la suficiencia de la asignación económica y, por tanto, en la disponibilidad de recursos, lo cierto es que nuestras universidades son muy buenas y algunas de ellas referentes internacionales.

Pero además, para afrontar en la actualidad los grandes retos sociales y tecnológicos de carácter global necesitamos no sólo tener conocimientos, sino también conocernos. En este último aspecto desempeñan igualmente un papel muy importante las universidades. Un ejemplo concreto de ello, fue la inauguración hace unos días del Centro Ruso de la Universitat de València, por cierto, una universidad, la de Valencia, con más de quinientos años de antigüedad. Este centro es el segundo que se constituye en España, el primero fue el de la Universidad de Granada. Se trata de fortalecer las relaciones hispano-rusas desde la perspectiva académica y de la investigación , una iniciativa más, puesto que ya lleva años de colaboración con instituciones de investigación y de educación superior de la Federación Rusa, que han dado como resultado la firma de más de 20 convenios bilaterales. Y hay más ejemplos, como el Instituto Confucio también de la Universitat de València, o el American Space de la Universidad Politécnica de València.

Mañana y pasado en nuestra ciudad, se reunirá el jurado de la 31 edición de los Premios Rei Jaume I para decidir las personas (6) que serán galardonadas en las distintas categorías; Investigación Básica, Investigación Médica, Economía, Protección del Medio Ambiente, Nuevas Técnologías y Emprendedor. El jurado está formado aproximadamente por 80 personas, de los que 19 son Premios Nobel y el resto, representantes científicos, institucionales y empresariales de toda España. Se trata de un premio de gran prestigio internacional y financiado por las empresas. En esta reunión es habitual que los Premios Nobel hagan una «Declaración». Habrá que estar atento»Y es que hay que ocuparse de lo importante. No hay excusa para ninguna ideología política que pretenda cercenar el conocimiento y que ataque las actuaciones de los que lo fomentan o coadyuvan a su mantenimiento y avance.

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