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Para nada

El cerebro es una oficina a la que cada día van a trabajar unos cien mil millones de neuronas. Se me ocurre esto cuando paso por delante de un edificio gigantesco que acaban de construir cerca de mi casa.

-Es de un banco -me informa el taxista.

-Pues tiene el tamaño de un ciudad -digo yo.

-He leído que caben siete mil personas.

Siete mil personas entran y salen cada día de esas oficinas. Y cada una de ellas aporta cien mil millones de neuronas a la institución. Los bancos, pienso ahora, deberían trabajar mejor. Deberían ser geniales, de hecho. Prueben, si no, a multiplicar cien millones por siete mil y verán la cantidad de terminaciones nerviosas que les salen. Pero los bancos no saben nada de nada. Les preguntas por qué tu plan de pensiones ni siquiera se revaloriza a la par que la inflación y el experto levanta las cejas como diciendo «yo no he sido». No tienen ni idea, pobres. A veces, es cierto, te recomiendan que inviertas en esto o en lo otro pensando más en sus intereses que en los tuyos. Significa que tarde o temprano perderás lo invertido. Hace unos años les prestamos (a devolver sin intereses) unos sesenta o setenta mil millones de euros, y no sabemos qué han hecho con ellos. De momento parece que se dedican a cerrar oficinas de atención al público. En algunos lugares de nuestra geografía hay que recorrer kilómetros para encontrar un cajero automático.

Estos días me dispongo a comenzar una novela que llevaré a cabo con la colaboración de un humilde ordenador portátil, los diez dedos de mis manos, y mis cien mil millones de neuronas (posiblemente sean menos, pues a partir de cierta edad caen como moscas). Me pregunto qué pasaría si pudiera, para llevarla a cabo, contar con la colaboración de las neuronas de los siete mil empleados del banco que ha colocado sus oficinas centrales cerca de mi casa. Construiríamos un relato fantástico que, lejos de engañar al contribuyente, le alertaría sobre los peligros de la progresiva desenfalización financiera. Pues de esto va el capitalismo actual: de regresar a situaciones intelectuales y económicas previas al bipedismo. Tantos miles de millones de neuronas para nada.

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