Juego de máximos, intercambio de cromos, de calcomanías y de vetos cruzados. Se ha abierto la ronda de órdagos: a la grande, a la chica, a pares y a punto. Pasen y vean la tómbola de los hermanos Pichichi, si no toca un pito toca una pelota. Eso sí, hay que acercarse a la Zarzuela para entrar en el sorteo, previa solicitud del boleto real a excepción de los que no entran en la ronda, que no juegan al mus.

Los participantes en el juego de órdagos apuestan cada uno por lo suyo. Más financiación, carreteras, Aves, trasvases, en una especie de sudoku de geometría variable y teoría de conjuntos o dis-conjuntos tomados de dos en dos , de tres en tres, o de todos contra uno o uno contra todos de forma asimétrica a escala municipal, autonómica y nacional. Importante: que lleguemos al verano con fumata bianca para irnos de vacaciones y nos vemos en septiembre sin tener que pasar por la convocatoria de exámenes extraordinarios -Cesiones de diputados, voxtantes dispuestos a todo incluido el harakiri, permutas, préstamos sub conditionae, otros de ida y vuelta, apuestas ciegas a la carta más alta, nada parecido a la mesa de los trileros- dónde está la bolita- ni a la ruleta podemita, y mucho menos al truhanismo de las cartas marcadas. ¿Disparan? Eso es que seguimos cabalgando. Mientras tanto, esperan la deuda pública monumental, el paro estructural, el monocultivo turístico, la falta de apoyo a la investigación científica, la desigualdad geopolítica, la quiebra de la seguridad social, el campo abandonado, el fracaso escolar y la ausencia de genética para una cultura política de pactos. Y la exhumación de Franco. ¿ Alguien da más?