«Diuen que el primer que feren els déus,/

abans dels segles,/

fou instal·lar/

la por dins les butxaques».

Marc Granell, 1979

Últimas noticias: La edición internacional de The New York Times no tendrá más viñetas satíricas por la presión del lobby sionista. Encarcelado el dibujante turco Musa Kart. Detenidos los periodistas rusos Golunov, de investigación y Vera Guichanova, por libertaria. El periodismo está en crisis y el periodismo valenciano ha perdido sus referentes. Hay dos clases de periodistas. Los que dicen cosas y los que no dicen nada. Da igual leer lo que escriben o no. Te quedas igual tras la lectura de sus artículos. ¿Dónde van? ¿Qué quieren decir? Hay otros, hoy, que ni tan siquiera escriben. Se sumergen en redes y nuevas tecnologías. Existe periodismo de comprometido, el que persiste y periodismo anodino, condenado a desaparecer. La prensa tiene alma y los lectores la perciben.

Valor y experiencia. Hay dos componentes substanciales en los articulistas. La valentía y la experiencia son complementarias. A menudo decisivas. En la comunicación existe maridaje entre contenido y subsistencia. Se puede decir hasta que peligra el statu quo del medio. Los periódicos de partido van al fracaso. A menudo nos preguntamos por la línea editorial de un medio de comunicación. Pocos lectores saben qué principios y valores persigue o defiende el periódico que tienen en las manos. El Mercantil Valenciano -ancestro de Levante- era un diario republicano con público ilustrado. Llegó a estar entre los tres o cuatro de mayor tirada y e influencia en España. Francisco Castell, su director, fue un personaje magistral, afable y campechano. Los periódicos tienen vida propia. Nacen, se desarrollan y desaparecen por desorientación o por desconexión con su público y con su tiempo.

Conservadores y censura. Teodor Llorente Olivares, además de ser un personaje con estatua en la Gran Vía del I marqués del Turia, sobre cuya calva defecan las palomas, fue el único fundador de Las Provincias con dinero del marqués de Campo. Periódico monárquico, más que centenario, que se caracterizó, en sus inicios, por sus ideas liberal-conservadoras. Enfrentado al diario republicano El Pueblo fundado por Vicente Blasco Ibáñez. Le sucedió su hijo Teodor Llorente Falcó, antes y después de la guerra civil, hasta que, al fallecer, recogió el testigo, Martín Domínguez Barberá, que fue vetado y defenestrado por el franquismo. Con la aquiescencia de sus editores, Reyna-Zarranz, a raíz del desvío de las ayudas que deberían haber llegado a València, tras la catastrófica riada de octubre de 1957, que Martín denunció. En sintonía con el alcalde, II marqués del Turia, Tomás Trenor Azcárraga. También dictatorialmente cesado.

?Diario de València. El Diario de València, dirigido por el carismático político Luis Lucia Lucia, previo a la guerra civil, consiguió notable ascendencia en la sociedad. Fue portavoz, primero, de los tradicionalistas y después de la Derecha Regional Valenciana. Sus talleres y redacción estaban en la plaza de Nápoles y Sicilia, con la cancela electrificada, para protegerse de las incursiones de los blasquistas. La sede, linotipias y rotativa, los conservó Joaquín Maldonado Almenar -impulsor de los diarios Al día y de la última etapa del Diario de València- hasta después de la Transición a la democracia, en homenaje a su significación y memoria. A estos personajes, ligados al periodismo, les caracterizó su compromiso con el pueblo valenciano.ser candidatos a incorporarse a esa clase «burocrática» que critican y detestan.

Dos corrientes. Después de la guerra civil y hasta la Transición, hubo dos escuelas diferenciadas de periodistas en València. Una encabezada por Martín Domínguez, valedor de la dignidad valenciana. De esta corriente son Juan J. Pérez Benlloch, Vicent Ventura, Manuel Girona, Josep Maria Soriano Bessó, Ferrán Vidal, J. Ferrer Camarena, Francesc de Paula Burguera, Carlos Sentí. La otra, encabezada por José Ombuena, sustituto de Domínguez en la dirección de Las Provincias por imposición del franquista Movimiento Nacional. Diario del que fue apartado y en el que nunca volvió a escribir, aunque sí lo hizo en el semanario València-Fruits y en el diario Levante, hasta su fallecimiento.

Mandamientos. «Hoy día es difícil evocar la libertad de prensa sin ser tachado de extravagancia, acusado de Mata-Hari, sin verse culpado de ser sobrino de Stalin», así iniciaba Albert Camus, un artículo censurado por las autoridades colonialistas francesas. Debió publicarse en el diario Soir republicain de Argel en noviembre de 1939. Tuvo que esperar hasta 2012, después de muerto, para que apareciera en el diario Le Monde. Descubierto por la periodista Macha Séry en los archivos de Ultramar en Aix-en-Provence. En el artículo, Albert Camus, Nobel de Literatura en 1957, recuerda que los cuatro mandamientos del periodismo libre son: lucidez, rechazo, ironía y obstinación. Lucidez «frente a la marea ascendente de la estupidez» que, como decía, tiende a reincidir. Rechazo de la arbitrariedad, la manipulación y la mentira. Ironía, para defender verdad y libertad, «amantes exigentes que tienen pocos adoradores». Obstinación y constancia por la objetividad y la tolerancia. Labor del profesional resuelto e inteligente.

La expresión de opiniones se encuentra entre corazones libres y mentes clarividentes. La virtud del hombre independiente es esgrimir su ironía audaz. Mantenerse firme frente a todo cuanto niega al ser humano. Camus murió en 1960, víctima de un turbio accidente, cuya autoría se atribuye a los manejos de la CIA estadounidense en plena «guerra fría».