“El funcionamiento de la democracia exige igualación” Adela Cortina (2016). Este mensaje de Adela Cortina se entiende perfectamente al leer el VIII Informe sobre exclusión y desarrollo social en España 2019 presentado por Caritas, a través de su Fundación Foessa. Según dicho informe, España en vez de avanzar y profundizar “se retrae y se está quedando en el esqueleto. Ahora es cuando más hace falta una democracia inclusiva y participativa y lo que estamos viviendo-según este informe- es una democracia mínima, sin densidad ni calado social”.

El mercado de trabajo se enfrenta a la “ruptura laboral”, a través de la pobreza salarial y la degradación de las condiciones de trabajo. Prueba de ello son los últimos datos del SEPE o de la EPA y el informe de Foessa, fiel retrato de la precariedad laboral en España. Por ejemplo y como muestra el citado informe, “al aprendizaje no le sigue un puesto consolidado sino un vagar por entre contratos temporales y trabajos a tiempo parcial involuntario”. Cada vez hay más personas trabajando pero durante menos tiempo, con menos derechos y con mayor brecha salarial. Las consecuencias de estas condiciones son la precariedad laboral y el empobrecimiento de los trabajadores. El informe Foessa hace hincapié en el actual desorden laboral que afecta sobre todo a los migrantes porque “son discriminados en el ámbito laboral, en lo político y en la consideración social. Son tratados como extraños culturales.”

El miedo y la inseguridad están presente en las sociedades occidentales, y España no está exenta de este fenómeno. En la actualidad, vivimos en una sociedad en la que nos sentimos inseguros, lo que a su vez provoca miedo. Además estamos inmersos permanentemente en un Cortoplacismo que nos invade cada vez más sin apenas tener tiempo para pensar, como decía José Luis Sampedro.

La incertidumbre que sufrimos en el ámbito laboral, junto a la falta de confianza y credibilidad en las instituciones, empobrece la democracia. Como sostiene Cortina: “sin confianza no funciona la democracia”.

Tal vez habría que pensar en las palabras de Schumpeter, recogidas en el informe Foessa: “cuando no hay certeza, cuando no siempre sirve lo que había venido funcionando, es el escenario idóneo para que surjan propuestas novedosas que propicien la posibilidad de superar la situación”. Pero, estaremos de acuerdo en que será necesario el compromiso y la implicación de todos/as para llegar a ese nuevo pacto social. Por el momento no se me ocurre más que preguntarme si frente a la nueva legislatura, en los ámbitos local, autonómico y europeo, nuestros gobernantes estarán a la altura de las circunstancias para hacer frente a un reto sumamente importante y apasionante: evitar que la democracia se empobrezca.