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La ventana

Con unas ganas locas

Pues la verdad es que están entrándome unas ganas locas de que se repitan las elecciones, para qué ocultarlo. Da cierto morbo intentar adivinar a quién le caería la línea roja de Rivera. En alguien debe estar pensando porque, a la hora de innovar, no sería fácil. También tiene su aquel identificar si se desgajaría de Podemos él o ella dado que, de los fundadores, tampoco van quedando tantos. Igual hasta daría tiempo a que se presentase Valls. Al echar un vistazo a su trayectoria, se entiende por qué las comedias francesas arrasan allá en taquilla. De cualquier cosa montan unas historias que paqué.

Y aunque no sea francés, Sánchez tampoco es manco. A saber lo que está maquinando. Toma fuerza que se presente en la investidura a puerta gayola. Es lo suyo. Hace un año fue un arrojado inaugurando la faz victoriosa de las mociones como antes lo había sido agriándole el rictus al establishmen del puño y la rosa. Y ahí sigue, regando su flor, agazapado, dejando que transcurran las horas sin dar señales de vida apenas mientras los competidores a derecha e izquierda sobresalen con sus contradicciones a la vista de todos. A medio plazo, dada la propensión mostrada hacia París en sus movimientos más tangibles, no sería de extrañar que los aspirantes al Elíseo se tienten la ropa.

El único programa, mientras tanto, que parece cerrado es el de Màxim Huerta en La 1. Respecto al paso fugaz por Cultura, el ínclito dejó caer en su librito que «con un poco de apoyo del Gobierno, me habría quedado» y, pese la cantidad de plebe que hay haciendo pasillos en la pública, el hombre ha recibido el encargo de un magacín veraniego en el que cuadruplicará el sueldo de ministro puesto que en un par de meses se hará con dos tercios del montante anual asignado a su cartera. Por eso digo que cada vez tengo más ganas de... porque otra canícula con ocurrencias para formar equipo, no sé. Tiene dando vueltas a Iceta, Gabilondo -uno más que otro-, Bono -el manchego, claro- y, ¡dios mío!, a Sergio Ramos. Este va a ser.

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