Con el fin del 2017 les Corts Valencianes aprobaron la ley de Renta Valenciana de Inclusión (RVI), que entró en vigor el 23 de abril de 2018, y que fue una apuesta, sin duda, valiente. Su principal objetivo fue garantizar por ley el acceso al pleno ejercicio de los derechos de ciudadanía, al reconocer la renta de inclusión como un derecho subjetivo. Es decir, que quien tiene derecho debe recibirlo y, si no, se puede recurrir a los tribunales como en otros ámbitos.

La Fundación Novaterra, una entidad social que lucha contra la exclusión laboral desde hace más de 25 años, comparte el objeto de la ley, que lucha contra la pobreza y la exclusión social, con lo que ahora denominamos el «Viaje a la Dignidad» de las personas. La RVI ha cumplido más de un año de implantación y nos alegra ver que ha tenido calado y, cada día, las familias y las entidades que atienden a los colectivos más vulnerables la conocen y acuden a los servicios sociales para su tramitación.

Quedan aún muchas familias o personas que, teniendo ese derecho, no lo conocen; como así lo indican los estudios de la agencia europea Eurofund, que analizó en 2015 un rango amplio de ayudas sociales y los resultados revelan que entre el 30%-40% no las solicitan porque las desconocen o no saben cómo tramitarlas. En el País Vasco, concretamente, en 2017 se estudió esto mismo para su renta garantizada y estimaron que el 30 % que tiene las condiciones para disfrutarla no la solicitan por desconocimiento. Lo que hace real el llamado ‘efecto Mateo’: «a la persona que más tiene se le dará y, a la que menos tiene, incluso se le quitará».

Desde Novaterra hacemos una llamada para que la información llegue a todas las familias y personas que necesiten la RVI. Y también a aquellas que tienen dificultades para realizar los trámites, no siempre fáciles, que las ayudas sociales requieren. Tutelar, acompañar y enseñar es hoy un reto que, desde la sociedad, la administración y a título personal nos debemos plantear. La RVI va a favorecer que las personas en situación de vulnerabilidad y de exclusión sientan el apoyo institucional a su dignidad, al garantizarles unos ingresos mínimos y la preferencia en el acceso al empleo y la formación que posibilite su incorporación al mercado laboral, a través de los acuerdos de colaboración con el antiguo SERVEF, actual LABORA, que contempla la ley.

Hoy la renta de inclusión es una herramienta básica para la lucha contra la pobreza y la exclusión, con especial incidencia en la infancia y las mujeres, que son quienes están peor, como indican los índices de pobreza infantil y la situación de las familias monoparentales. En abril del próximo año entrará en vigor la renta complementaria de salarios y esta modalidad nos suscita diversas reflexiones. Primera: sería más justo y, por tanto, más inclusivo que no existiese empleo en precario ni salarios indignos y no se tuviesen que complementar con dinero público sueldos que son responsabilidad del ámbito empresarial. Segunda: sería más adecuado e inclusivo incentivar a las empresas para la contratación de personas en situación de vulnerabilidad o de exclusión social, respetando los convenios colectivos. Tercera: sería más digno percibir un salario digno en lugar de tener que complementar el salario con una renta de inclusión.

La RVI supone dedicar recursos públicos para atender situaciones de vulnerabilidad, lo que requiere una administración con garantías de que su destino es el previsto; garantizando seguimientos y acompañamientos, así como la coordinación y los programas que ayuden de una manera eficaz a superar las situaciones de pobreza y exclusión. La nueva Ley de Servicios Sociales da ese marco conjunto y un salto cualitativo para los derechos sociales de ciudanía. Novaterra apuesta por el reconocimiento de unos derechos sociales que garanticen la igualdad de oportunidades y la cohesión social, con lo que nuestro ‘viaje a la dignidad’ puede haber comenzado para muchas familias con el reconocimiento de la RVI y la aprobación de la Ley de Servicios Sociales. Aun así, debemos seguir avanzando porque todavía queda mucho por hacer.