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Picatostes

No estás muerto si estás en Facebook

Esta semana Facebook me ha recordado el cumpleaños de una amiga. El problema es que esta amiga falleció hace dos años, así que veo un tanto complicado felicitarla y desearle los mejores deseos por su aniversario, a no ser que yo sea Whoopi Goldberg contactando con el fantasma de Patrick Swayze en Ghost. O que rebusque en una web de Internet un listado de médiums especializados en departir con el más allá y de acreditada solvencia. No sé si sus familiares están al tanto de esta incidencia de las redes, y quizás prefieran de esta manera mantener su recuerdo en el limbo social como esas esquelas -por cierto ¿siguen apareciendo esquelas en los periódicos?- que recuerdan periódicamente la desaparición de un ser querido. Combatir el olvido siempre ha estado entre las ocupaciones más honorables del ser humano que se ha dedicado entre otros menesteres, a levantar monumentos a la memoria de patronos, próceres, mecenas, prohombres y otros protectores urbanos. En este capítulo, la escultura monumental urbana reúne un tanto por ciento muy elevado de estatuaria «no me olvides» aunque la mayoría de ciudadanos que cada día desfilan ante ellos desconozcan su origen o el motivo de su tributo escultórico. En algunos casos, como venganza a la osadía creativa del autor -o en su defecto, a sus insuficiencias artísticas- la ciudadanía acaba bautizando el monumento con algun apodo o gentilicio castizo como pasaporte definitivo para su inmortalidad y fama ciudadana.

La ciudad de València acoge un amplio catálogo de escultura monumental que con el paso del tiempo se ha insertado de una manera natural o a trancas y barrancas en el tejido urbano. Entre mis preferidos, por su iconografía teatral o melodramática, figura el monumento al poeta Teodor Llorente coronado por una señorita ataviada con el traje típico valenciano mientras una dama à poil, símbolo de la poesía, se estremece con voluptuosidad lírica junto al venerable literato y otras figuras escultóricas que envuelven la escena dotando al conjunto de un gran empaque ornamental.

Afortunadamente los arboles - también monumentales- que lo rodean consiguen «difuminar» su ostentoso perfil fundiéndolo milagrosamente con la madre naturaleza. De lo contrario, estoy seguro, su visión diaria podría provocar más de una linotipia o alteración arterial. Por cierto, repasando la información sobre escultura urbana de la ciudad me entero que tenemos un monumento dedicado a la capa española donado al Ayuntamiento -última época Rita Barberá- por la Asociación Valenciana de Caballeros de la Capa Española. A ver si se animan los partidarios y partidarias del polisón o de la faja con ballenas y un día de estos vemos levantarse una estatua en el centro de la ciudad dedicada a estas vistosas piezas de la indumentaria femenina decimonónica.

Durante el largo periodo municipal del Partido Popular la ciudad se vio guarnecida con una importante flota escultórica que difícilmente habría pasado unos test de resistencia estética. Con la llegada al consistorio municipal de las fuerzas progresistas la imaginería gráfica institucional, entre otras disciplinas, ha dado un giro de 360 grados produciendo una rica e imaginativa cartelística como signo de los nuevos tiempos. En este momento de soufflé gráfico València optará -junto a Bangalore-por la capitalidad del diseño para el año 2022; entre los promotores de la iniciativa cuento con algunos amigos y amigas, con los que he colaborado en proyectos así que les deseo mucha suerte y de paso, a ver si consiguen poner un poco de orden con la otra contaminación que sufrimos: la polución gráfica que cubre nuestras calles, comercios, etc. convirtiendo el horizonte urbano en un guirigay visual.

Volviendo a facebook y de entre los muertos, como volvía la rubia Kim Novak para felicidad y desasosiego de James Stewart en Vértigo, quizás la red social nos esté ofreciendo una forma de nueva inmortalidad democrática y al alcance de todos y a partir de ahora mientras nuestras cenizas reposan plácidamente en una urna de cristal junto a las de nuestro gato , hámster o perro, nosotros seguiremos navegando, dando noticias por el magma digital entre recordatorios de próximos aniversarios, cumpleaños, nacimientos, invitaciones, etc. Ya me veo después de muerto anunciando a mis amigos y conocidos de facebook: «Hoy hace sesenta años de la primera comunión de Carles Gámez». O «Carles Gámez te ha invitado a que indiques que te gusta el club de los amantes de las lentejas estofadas con chorizo». La verdad es que desearía no dar la lata a mis conocidos así que dejaré entre mis últimas voluntades, que a ser posible mi rastro de facebook se esfume con tanta eficacia y pulcritud como los discos duros del Partido Popular. Siguiendo con los Populares, se anuncia como posible portavoz parlamentaria a la señora -y marquesa- Cayetana Álvarez de Toledo. De ser así y que Pedro Sánchez consiga poner en orden su puzzle -y la cosa no acabe como el rosario de la aurora y próximas elecciones- vamos a tener un curso parlamentario muy distraído con la portavoz aristócrata sacando su látigo y acento de telenovela desde la tribuna contra independentistas, izquierdosos, socialistas traidores a la patria, partidarios del menú vegano, feministas comehombres, activistas contra el cambio climático, simpatizantes de Greenpeace y sintonizadores de TV3 y todo lo que se le ponga a tiro de escaño. A partir de ahora ya la tengo en un lugar destacado entre mis villanas favoritas junto a Cruella de Vil y la señora Danvers, la inolvidable Judith Anderson y ama de llaves de Rebeca que estaba a punto de llevar a la locura a la pobre Joan Fontaine. A su lado, Inés Arrimadas habrá de acostumbrarse a su papel de actriz secundaria por mucha gesticulación y attrezzo que exhiba como arma parlamentaria.

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