Enfrentarse a personas que son contraste de dogma es absurdo. Creo, que el pensamiento, directa o indirectamente, va por encima del mundo. Sin reflexionar, modesta opinión: queda a medias todo. Es cierto que hablar es fácil, teniendo en cuenta que en ciernes está la réplica, podemos decir que la palabra tiene un punto de partida y de llegada; ya lo creo, ya.

¿Por qué a las personas afines a la cultura nos llaman comunistas? Me parece un despropósito ser gesto arrebatado de incoherencia y caer en los más simple: etiquetar. Hace poco tiempo, de buena mañana, mientras tomaba café, me llamaron comunista. No es qué me importe, pero me hace pensar...

Las personas que abrazamos el pensamiento, brillamos con más fuerza ante lo absurdo. Lejos de enfadarnos, sabemos que muchas veces los complejos se ventilan por la boca. Siendo una finísima línea, entre la maldad y la ignorancia, la vida es una suerte de exilio, sí, el mismo que por caridad nos da existencia... De Dante aprendí a no darle curso al hombre que es carencia; creo que la inferioridad es la materia prima de todas las novelas de villanos. Molestar al prójimo por la cara es una de las requisitorias de las personas que practican el repulsivo gesto de la riña. Ser escritor es maravilloso, la mayoría tenemos por costumbre hablar poco. ¿Saben? Nuestros renglones son nuestros espadachines y si ahora al pensador lo llaman comunista; no me queda otra que honrarme de ser comunista (sonrío).