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Los telómeros

La influencia de la dieta, el ejercicio físico y el estado de ánimo positivo en la longevidad

La mayoría de nosotros deseamos que nuestra existencia en el planeta Tierra se prolongue el mayor número posible de años. Pero, con un buen estado de salud. Y cuando algo no marcha bien, solemos echarle la culpa a los genes. Y es que una buena condición para vivir muchos años es, sin duda, tener antepasados centenarios. Ahora bien, la vida es como una partida de póker. Podemos empezar con mejores o peores cartas (buenos o malos genes), pero, luego, todo depende del azar y de cómo las administremos. Como dice el investigador Manel Esteller, "el ambiente y nuestros hábitos de conducta van a ser decisivos en una vida extensa o más corta". O sea que el tabaco, alcohol, el sedentarismo, una alimentación deficiente y vivir atrapados en estados mentales negativos, son factores que van a pasar factura a nuestra salud, dejando huella en los cromosomas. ¿Y cómo se conoce esto? Pues, sencillamente, porque se puede rastrear a través del microscopio. Por eso, no es descabellado decir que tenemos una edad cronológica y otra biológica, que es la que está directamente relacionada con nuestro estado de salud general.

No sé si habrán oído hablar de la doctora Blakburn, premio Nobel de Medicina y Fisiología por sus estudios científicos y una de las máximas autoridades en el estudio de los telómeros. ¿Qué que son los telómeros? Pues son una especie de tapones, que protegen los extremos de los cromosomas, evitando que se deterioren con cada división celular. Su tamaño va decreciendo a medida que las células se replican. Cuando son más cortos de lo normal, se produce una pérdida prematura de la capacidad de regeneración de los tejidos y, por tanto, una mayor propensión a padecer enfermedades propias de la vejez.

Ahora bien, como los telómeros se van desgastando con el tiempo, hay una enzima, telomerasa, que los repara. ¿Y saben donde está la curiosidad? Pues en que se ha visto que sus niveles disminuyen en aquellas personas que viven sumidas en estados de ánimo disfuncionales y que tienen hábitos físicos nocivos.

O sea, que una vez más, señoras y señores, una dieta adecuada, el ejercicio físico, un estado de ánimo positivo y alegre y grandes dosis de sentido del humor, van a ser fundamentales para que, si la parte que corresponde a los genes y al azar lo permiten, podamos llegar a los ciento mucho años bailando el rock and roll.

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