Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un taller

Un taller. Cómo no se nos había ocurrido antes. Resulta que el Ayuntamiento de Palma ofrecerá a los colegios públicos y concertados un taller sobre el fascismo a partir del próximo curso. Qué es el facismo, qué ha supuesto en la Historia, lo que representó el Holocausto para el pueblo judío y los peligros de la intolerancia implícita en el movimiento. Una brillante idea surgida a raíz de la polémica creada por la foto de un grupo de alumnos de un colegio haciendo el saludo nazi. En mis tiempos, a concienciarse de todo eso se le llamaba estudiar Historia. O leer. A Sebastian Haffner, que en Historia de un alemán explica cómo los jóvenes sucumbieron al régimen de Hitler. O a Arendt, quien en Eichmann en Jerusalén arroja luz sobre cómo un simple funcionario ejecutor de órdenes se convierte en criminal de guerra. Para la cosa doméstica, Chaves Nogales nos retrata en A sangre y fuego. Pero no, mucho mejor un taller.

Claro que el consistorio hace lo que puede. Porque las leyes educativas para que esas cosas sean curriculares corresponden al Congreso. Visto lo visto, van a hacer falta muchos parches más. Para las pensiones, las políticas de empleo, Cataluña o cualquier otro de los «asuntillos» que nos puedan preocupar. Desde la última mayoría absoluta de Rajoy en 2016, hemos sido incapaces de dotar al país de una mínima estabilidad. En lugar de seguir preguntándonos de quién es la culpa, va siendo hora de ver quién puede ofrecer una solución. Si es que queda alguien. Parece que ni la izquierda ni la derecha son capaces de aceptar una victoria holgada del otro. Del no es no hasta ahora.

Muchos creyeron que Ciudadanos había llegado a la política nacional para evitar que la gobernabilidad de España estuviera en manos de los nacionalistas catalanes o vascos. Incluso una vez Rivera llegó a un pacto de programa con Sánchez. Pero eso era antes del veto de Albert a Pedro. Que le ha impedido sentarse y exponerle algunas condiciones básicas para formar gobierno. Entre ellas, un acuerdo con los nacionalistas que esta vez sí puede evitar. Y todo porque no le perdona que no convocara elecciones después de la moción de censura, cuando Rivera se veía ya presidente, según las encuestas. Luego que por qué Ciudadanos sería ahora cuarta fuerza.

Si miramos al otro lado, el panorama no es mucho más halagüeño. Pablo Iglesias le dijo a Sánchez desde la tribuna del Congreso que «no habría líneas rojas y que asumirían el liderazgo del PSOE en la cuestión de Cataluña». Y, oigan, después de una hemeroteca repleta de declaraciones de Iglesias y Montero diciendo que en España hay presos políticos, me quedan dos opciones. La primera, que han sido lo suficientemente cínicos como para asegurar en voz alta que en este país se encarcela a la gente sólo por sus ideas sin creerlo en realidad. La segunda, que derechos fundamentales como la libertad de opinión o expresión -que son los que se vulneran a los presos políticos- son, en realidad, minucias que se pueden dejar de lado con tal de entrar a formar parte de un gobierno. Y no sé cuál de las dos opciones deja a la formación morada en peor lugar. A ver si quienes van a necesitar un taller son aquellos que vinieron a regenerar la política y han acabado peleando por las sillas o dejándose llevar por sus egos. Al final, vamos a echar de menos el bipartidismo.

Compartir el artículo

stats