La prostitución es violencia machista. Es violencia sexual. Es una violación de derechos humanos un obstáculo fundamental para la igualdad entre hombres y mujeres». Amelia Tiganus. Superviviente de prostitución y activista.

Tiempos complicados y duros para las feministas que tienen que luchar por lo evidente. Después de décadas luchando, concienciando y consensuando desde distintas asociaciones feministas y en diversos ámbitos, nos adentramos en la cuarta ola feminista, caracterizada por la lucha contra todas las violencias ejercidas sobre las mujeres, tocaba unirse para hacer más fuerza, en todo el Estado Español están emergiendo sin miedo diversas plataformas abolicionistas y aquí este año nació el Front Abolicionista Pais Valencià, aglutinando en pocos meses a más de 40 organizaciones feministas de todo nuestro territorio. Una plataforma feminista que lucha contra la mercantilización de los cuerpos de las mujeres, reivindicando la abolición del sistema prostitucional, la pornografía y los úteros de alquiler.

De la misma forma que se trata de equiparar mal intencionadamente feminismo con hembrismo (lo opuesto al machismo) se trata de confundir prohibicionismo con abolicionismo. La lucha de las abolicionistas contra el sistema prostitucional es contra los proxenetas y los puteros (ya nunca más les diremos clientes), las mujeres en situación de prostitución son las víctimas de esa violencia machista contra derechos humanos fundamentales, nuestra lucha es que tengan la posibilidad de ser supervivientes, reinserción laboral, social y personal, que se les reconozca como víctimas de la violencia machista y se pueda invertir recursos económicos y humanos. Hoy en día en España, los asesinatos de estas mujeres ni si quiera están contabilizadas en las cifras oficiales de asesinatos por violencia de género.

Ya existen países con leyes abolicionistas, hace 20 años Suecia, decide impulsar una ley que será referente europeo, basada en los principios internacionales de los derechos humanos para la prevención y eliminación de la prostitución y la trata de personas con fines de explotación sexual, la llamaron «paz para las mujeres», entendiendo que la prostitución no afecta solo a las prostituidas sino a todas las mujeres, conocido como el «Modelo Nórdico». Este modelo criminaliza a los responsables del sistema prostitucional (proxenetas y puteros), mientras asegura que quienes son prostituidas, se vean como víctimas y no se criminalicen, y en su lugar, les da acceso a proyectos de salida totalmente financiados, apoyo y protección. Esta ley fue recomendada por el Parlamento Europeo para eliminar la trata de personas en el marco de igualdad de género, países como Noruega, Islandia, Canadá, Francia, Irlanda, se suman a esta recomendación, y a la adaptación de tratados europeos e internacionales que se llevan años firmados CEDAW, Convenio Estambul, o Protocolo de Palermo.

En este sentido, el «Pacte Valencià contra la violència de gènere i masclista» considera la prostitución como violencia machista, y ratificado el Pacte del Botànic II en la misma línea, la publicación en el DOGV del 5-7-2019 donde la Consellería de Igualdad y Políticas Públicas Inclusivas concedía a la asociación CATS (Comité de Apoyo a las Trabajadoras del Sexo) la subvención de 7.586'11 euros, nos sorprendió y nos vimos obligadas como plataforma a presentar una queja formal de la cual seguimos sin respuesta.

Si la prostitución es violencia, no podemos subvencionar ni a ésta ni a otras asociaciones que promuevan la prostitución como un trabajo, porque promocionan la violencia contra las mujeres. Este tipo de asociaciones que buscan despenalizar la prostitución, no buscan mejores condiciones para las prostituidas, buscan que los puteros sean meros clientes y los proxenetas honrados empresarios.

Sin proxenetas y puteros no hay prostitución, Sin prostitución no hay trata.