La población que vive en las ciudades no sólo debe soportar unas temperaturas que pueden ser más extremas, con más calor que en los campos de alrededor, lo que implica un mayor riesgo de mortalidad por el clima, sino también una mayor contaminación atmosférica. En varias ciudades de climas muy diferentes la mortalidad asociada a la contaminación atmosférica es un problema ambiental muy grave. Es el caso de la ciudad de Nueva Delhi en invierno, esta megalópolis de clima subtropical tiene inviernos muy suaves, la temperatura media del mes más frío es de 14ºC, pero en esta época está debajo los efectos del monzón asiático invernal. Este monzón provoca la formación de inversiones térmicas persistentes asociadas al anticiclón. El número de partículas en suspensión es muy elevado y esto repercute en unos problemas respiratorios de la población que pueden llevar a la muerte. Ulan Bator, la capital de Mongolia, es la capital de estado del mundo con inviernos más fríos, con temperatura media inferior a -28ºC en el mes de enero. El frío no es el único factor que favorece la mortalidad a Ulan Bator, sino la elevada contaminación atmosférica, que es producida porque la población utiliza el carbón como principal sistema de calefacción. La concentración de las partículas PM2,5 es de 500 micras por metro cúbico, 25 veces la cantidad recomendada por la Organización Mundial de la Salud. Si esto añadimos las bajas temperaturas podemos comprender como durante los inviernos el riesgo de mortalidad es muy elevada en esta ciudad. Es por tanto necesario en las ciudades no sólo hacer un planeamiento urbanístico y de creación de nuevas zonas verdes para mitigar la isla de calor y disminuir el efecto de las elevadas temperaturas sino un cambio de los combustibles usados ??en los sistemas de calefacción. Es urgente que en Ulan Bator disminuyan las emisiones de gases contaminantes y cambien el sistema de calefacción de carbón por otro menos contaminante, tal como hizo Londres con el Clean Air Act (Leyes de Aire Limpio) en 1952, a raíz de la muerte de más de 4000 personas en un episodio de mucha contaminación atmosférica. En los últimos años ya un sector de la población no utiliza el carbón para calentarse y pueden tener más esperanzas de sobrevivir.