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Cuestiones de conciencia

Plácido Domingo está en el centro de la tormenta después de que nueve mujeres le hayan acusado en Estados Unidos de abusar de su posición de poder para obtener favores sexuales desde finales de la década de los años 80. Frente a esas acusaciones han surgido muchos otros testimonios en defensa de la honorabilidad y profesionalidad del cantante madrileño. A diferencia de lo ocurrido en otros casos de resonancia mundial cuando la primera reacción de los acusados fue negarlo todo, el tenor y ahora barítono español emitió un comunicado en el que expresaba su convencimiento de que todas sus «interacciones y relaciones fueron siempre bienvenidas y consensuadas». Sin embargo, ese texto incluye también un párrafo como mínimo perturbador: «Reconozco que las normas y estándares por los que se nos mide hoy son muy diferentes de lo que eran en el pasado», alega Domingo.

Esos estándares del pasado parecen rememorar al derecho de pernada medieval. Es cierto que juzgar con los ojos de hoy comportamientos del pasado es distorsionador. Pero no lo es el hecho de que la conciencia individual de cada persona le haga distinguir entre lo que está bien y lo que está mal. No porque algo esté consentido socialmente es admisible. No todo el mundo en una situación de superioridad abusa de alguien en inferioridad de condiciones, aunque sea tolerado por el entorno. Y precisamente esa diferencia entre unos y otros, la dicta la conciencia.

Olvidados en el mar. Y hablando de conciencia, ¿dónde ha quedado la del Gobierno de Pedro Sánchez que tanto la aireó y exhibió hace poco más de un año al acoger en el puerto de València al 'Aquarius'? Las vergonzantes palabras del ministro de Fomento o de la vicepresidenta del Gobierno sobre la situación del barco de Open Arms bloqueado frente a las costas italianas son suficientemente elocuentes sobre dónde quedó esa conciencia. Más aún después de saber que es el presidente francés, Emmanuel Macron, quien más parece estar moviéndose en la UE para resolver el destino de los casi 200 desheredados a bordo del buque español.

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