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En voz alta

El silencio de los corderos

No es la primera vez que escribo esto pero visto lo visto y a pesar de caer en la reiteración quiero volver a denunciar la enorme desgana, ineficacia e incompetencia de la práctica totalidad de la clase pública de nuestra Comunitat para lograr resolver el mayor de nuestros problemas, el de una financiación justa que mejore nuestros servicios públicos en lugar de ponerlos en serio peligro. Es cierto que después de padecer los últimos modelos impulsados por gobiernos populares y socialistas en estos últimos años se había logrado concienciar a buena parte de la sociedad valenciana pero no es menos cierto que esa ilusión empieza a transformarse en frustración y se puede producir un efecto boomerang.

Como diría Federico Trillo, manda huevos ver ahora al PP protagonizar una ofensiva reclamando la convocatoria del Consejo de Política Fiscal y Financiera o la comparecencia en el Senado de la ministra y los consejeros autonómicos de Hacienda para hablar de financiación cuando llevan años poniéndose de perfil en este tema. En cualquier caso, bienvenidos a la causa y esperemos que ese nuevo espíritu les sea eterno. No menos indignante es ver ahora al PSOE rechazar ese debate en la Cámara Alta o esgrimir la provisionalidad del Gobierno para evitar el ahogo financiero de las comunidades con la connivencia de sus dirigentes valencianos a los que les han dejado con el culo al aire algo que, pasadas las licencias del mes de agosto, les puede pasar factura. Por su parte, Compromis sigue sin aprovechar un debate que en teoría debería darle grandes réditos políticos al andar prisionero de su relación con los socialistas. Para empezar apoyaron la moción de censura a Sánchez sin sumar el tema de la financiación al de la corrupción, luego no rentabilizaron sus cuatro escaños en el Congreso y ahora, con solo el de Baldoví, simplemente han arrancado una visita a València del Presidente en funciones casi menos productiva que su presencia el pasado año en el FIB. De los partidos cada vez menos nuevos, Podemos y Ciudadanos, casi mejor no hablar porque la cuestión tampoco nunca ha entrado entre las prioridades de sus centrales madrileñas.

Con honrosas excepciones, la crítica por el fracaso debe hacerse extensiva a la denominada sociedad civil y, sobre todo, a los que convocaron aquella famosa manifestación por las calles de València hace ya casi dos años. Los numerosos colectivos, encabezados por patronal y sindicatos al igual que los socios del Botànic han rebajado su tono crítico a unos niveles que recuerdan el título de esa obra maestra protagonizada por Jodie Foster y Anthony Hopkins y de la que están a punto de cumplirse 30 años. Lo han acertado, hablo del Silencio de los corderos.

Y es que siempre hay una buena excusa para no afrontar la reforma, cuando no es la crisis es que el gobierno acaba de llegar o está a punto de marcharse. Pues bien, yo creo que es precisamente ahora, a punto de cerrarse un acuerdo de legislatura o afrontar una nuevas elecciones, cuando todos deben dejar clara su postura para retratarse ante los ciudadanos de la Comunitat Valenciana.

Por cierto, me cuenta una amiga que ya hay quien piensa proponer al Conseller Vicent Soler como miembro de la Real Academia de la Lengua porque, además de experto en cifras también lo es en el manejo del lenguaje, siempre transformando y suavizando las expresiones a su favor y de los partidos que sustentan al Consell. Los presupuestos ficticios del PP los convirtió en reivindicativos y ahora los recortes son simples ajustes. Un auténtico mago en el manejo de los números y las palabras aunque cada vez le quedan menos conejos en la chistera.

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