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A vuelapluma

Alfons Garcia

La vida nunca sigue igual

La vida parece que sigue igual, pero las cosas cambian, empezando por la mirada de cada uno, que puede ser parecida, pero no la misma. ¿Cuándo y por qué uno empieza a fijarse en hechos que hasta ahora le eran invisibles? Últimamente me encuentro (o mis ojos se fijan más en algo sobre lo que antes pasaban de largo, no sé) con hijas e hijos (más las primeras) cuidando a sus madres y padres (más las primeras). Lo que llama la atención es la edad de esos cuidadores, ya en edad de jubilación y merecederos casi de recibir atención ellos. El mundo parece que no cambia, pero no es el mismo. Ya no es envejecimiento el rasgo de estos tiempos, uno de ellos. Es superenvejecimiento lo que tenemos delante cuando nos topamos con la jubilada que a duras penas arrastra la silla de ruedas de la madre. Supongo que es uno de los 300 temas y pico incluidos en el superprograma para una España mejor que Pedro Sánchez ha presentado y de los que se hablará poco o nada, porque mandan las estrategias de negociación y arrinconamiento del adversario. Todo, muy nuevo.

Tan nuevo como el interés que el PP está poniendo este verano en la financiación autonómica. El que no puso cuando Mariano Rajoy gobernaba, porque el modelo lleva cinco años caducado y siempre han sobrado motivos para aparcar las soluciones. No se hagan ilusiones. La conclusión más evidente sobre este tema es que abruma a cualquier gobernante, porque necesita acuerdos múltiples y siempre va a dejar damnificados. Así será mientras no exista un valiente dispuesto a alterar el statu quo y, con ello, reducir la parte del Estado en favor de las autonomías y regular que todas apliquen los impuestos de la misma manera. El independentismo fiscal puede llegar a ser casi tan peligroso como el político, aunque asuste menos porque viene del centro geográfico y el centro, ya se sabe, somos todos. La periferia es de algunos. De esos talibanes que ponen espías lingüísticos y hacen exámenes de conocimiento idiomático a los niños, aunque sean los mismos que antes no llamaban la atención. El centro no siempre gana, pero el centro siempre tiene la sartén por el mango, aunque solo contenga aceite de fritanga.

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