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Alfons García03

Cuestión de tiempos

La política es, más que nunca, un ejercicio de oportunidad (no leer oportunismo). No lo dijo Churchill, pero seguro que lo pensó. Así que la clave del adiós al escaño que con tanta ilusión había recuperado Vicent Soler hace solo unas semanas es por qué se produce ayer si la decisión la tenía tomada, así lo dijo, a mediados de agosto y tiene una explicación meramente instrumental: facilitar la mayoría parlamentaria de la izquierda en una legislatura en que el margen es más estrecho. Que el paso formal se produzca cuando Compromís está peleando política y mediáticamente contra el plan de contención del gasto (también llamados recortes) y un día después de que el president y líder socialista reaccionara asumiendo parte de las exigencias del socio solo puede dar pie a interpretaciones diversas. Toda decisión política en estos tiempos de espectacularización es un gesto. Y el de ayer de Soler puede serlo de disgusto ante los apretones de Compromís, que el martes comprobó en sus carnes, o ante la transigencia de Puig (no lo creo, pero lecturas habrá). Puede interpretarse como una manera de ganar el relato de la financiación al socio, dedicando a tiempo completo a quién más sabe, pero también como una degradación del señor que ha representado esta bandera. Si yo tuviera que decir, el paso de ayer lo que consiguió, sobre todo, es cambiar el paso de un debate que estaba situado entre Puig y Oltra y poner el foco en un tercero sin cartel electoral. Una forma de trasladar la cuestión a un punto más técnico y de gobierno que partidista. No sé si Soler ganará la batalla por la financiación, pero tengo claro que pierde la Cámara (y la sociedad) a un diputado que dio una lección de principios y valores en el discurso de inicio de la legislatura.

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