El conseller Vicent Soler deja su acta de diputado para resolver la financiación valenciana desde la conselleria d’Hisenda. La ministra de Hacienda, M.J. Montero, aplaza la entrevista con el president Ximo Puig. La Generalitat acusa graves dificultades de tesorería y los recortes presupuestarios asoman sus orejas en las Corts Valencianes. En pleno episodio álgido de la crisis iniciada en 2008, un empresario notable con arraigo familiar, me explicó la estrategia doméstica para todos los suyos: declaró el estado de economía de guerra en su familia. La economía de guerra es una estrategia útil para salvaguardar los intereses colectivos y redistribuir los recursos. La economía está siempre detrás de la política. En esta época de celo electoral, los políticos se centran en sus egos y en la miopía política para enfocar una situación que tiene serias consecuencias económicas y sociales para los ciudadanos.

FRENTES

La Comunitat Valenciana encara varios frentes de tensión en inferioridad de condiciones. A nivel español, en cuyas barricadas experimentamos dolorosamente nuestra inferioridad, ni somos potencia ni amenazamos la estabilidad patria. A nivel autonómico padecemos un mal crónico de infrafinanciación y déficit en las inversiones del Estado. Sufrimos el contrapoder de Madrid -capitalidad y paraíso fiscal- por una parte y el asedio del pelotón autonómico, que al mínimo gesto reivindicativo de la CV, se escuda en el agravio comparativo, que acaba frenando al Estado. Si tuvo alguna voluntad de solucionar lo que llamamos: el problema estructural valenciano de financiación deficitaria.

REDISTRIBUIR

La economía de guerra familiar no es otra cosa que establecer un fondo común al que van a parar todos los ingresos y consensuar un orden de prioridades por el que se distribuyan los recursos, ordenada y equitativamente. Siempre bajo la supervisión por la autoridad de quien mereció ejercerla. Es sencillo. Las sociedades matriarcales y patriarcales han demostrado su eficacia en la protección patrimonial y en la redistribución de bienes y servicios.

ACTIVISMO

Los valencianos batallamos también en el frente europeo. En el que interactuamos necesariamente a través del filtro estatal que canaliza la gestión de intereses y reivindicaciones. El Brexit plantea la máxima amenaza a corto plazo. Es un torpedo en la línea de flotación europea que lanza Donald Trump desde el submarino anglosajón. Si Europa se debilita y tensiona, en la misma medida lo hace el Reino de España. Desde esta perspectiva nos planteamos dos interrogantees: ¿El Estado español, por la acción desempeñada por sus recientes gobiernos, ha actuado suficientement. Es el que necesita el País valenciano para defender su problemática particular? La segunda pregunta: ¿ Los políticos , los empresarios y los ciudadanos valencianos conocen y comparten en profundidad lo que significa su pertenencia a la Unión Europea, en su capítulo de principios europeístas, así como en los consecuentes derechos y deberes que nos asisten y nos obligan?

MERCADO EUROPEO

Aclaradas estas dudas, la Unión Europea pasa por el momento más tenso desde su creación como Mercado Común Europeo- mercado es comercio y es economía, no hay que olvidarlo -con el Tratado de Roma en 1957, tras un largo y esforzado proceso de gestación. Resolver los problemas económicos y las consecuencias de posguerra sobre la población europea, fue el principal objetivo de los fundadores de la unificación europea, entre los que no estuvo ningún británico a la hora de firmar el documento final en 1957. El Reino Unido se inhibió, a pesar de que los primeros pasos de la integración europea se dieron en territorio británico. Gran Bretaña quiere estar cerca de Europa, si puede controlarla-- sin involucrarse-- sin ser continental. Efecto de su peculiar complejo de superioridad insular y autárquica.

ESCOLLO CATALÁN

El tercer frente para los valencianos es el que se deriva del conflicto catalán- español, en el que todos estamos inplicados por la actuación- a veces irracional, a veces intransigente- de los actores y del poderoso aparato del Estado, del que las autonomías forman parte. En el que no quieren estar incluidos bastantes catalanes. Intranquiliza que en el último discurso de investidura del candidato socialista, Pedro Sánchez, en el mes de julio, no se mencionara ni una palabra acerca de Catalunya, principal problema interno- a nivel político y territorial- del Estado español. Pendiente de su resolución y enfoque está el soberanismo vasco, a pesar de las condiciones fiscales privilegiadas de que goza Euskadi, y también Navarra. Vuelve la economía a la primera línea y los valencianos, cada día, experimentamos nuestra postergación.

PALABRAS

No se pretende retroceso para nadie. Aunque sí, legítima equiparación cuando hace agua, por diversas vías, el principio programático que reitera el nacionalismo español: todos los españoles somos iguales. Falso. Los valencianos no aceptamos, razones, argumentos ni palabras vacías. Padecemos dificultades económicas estructurales y por tanto políticas, desde hace mucho tiempo. Necesitamos un tratamiento particular para el lastre que arrastramos. Sin retrasos ni engaños. Habrá que aplicar una economía de guerra para superar nuestra crisis específica: periodo de transición entre dos periodos de transición. Que nos lleve a soluciones concretas para sobrevivir, despegar y volar.